jueves, 3 de noviembre de 2011

Horizontalidad amante


Dios amó durante seis noches consecutivas
y la séptima le sirvió para descansar.

Durante seis noches
se inventó el horizonte porque estaba tumbado
y sólo charlaba y hacía el amor y jugaba al ajedrez:
había barrido la verticalidad, los oscuros estreses,
el bozal del tiempo productivo, el "qué será de mí".

Así, tú y yo,
sumergidos en la horizontalidad improductiva,
nos bebimos durante seis noches el universo entero
beso a beso;

en seis noches de viaje hacia ti,
de baile de colchón y almuerzo desnudo,
hicimos un pulso entre la risa y el gemido
y el placer tuvo que revisar sus estatutos
para actualizarlos,
y carcajadeábamos mientras decías:
- Me imagino mi poema a una poeta
y me siento ahogado en un mar de palabras
que no comprendo.

1 comentario:

escribiente dijo...

En seis noches, en seis minutos, en un solo beso sobra tiempo para crear el Universo. Éste nace nuevo cada día en el corazón de los que aman.

Un beso