Conocí a Myriam Moya, la escritora de este libro, hace unos doce años, bohemiando en el Raval barcelonés, con todos los sueños del mundo pululando en la pluma, la ropa interior sexy y el sombrero. Éramos de las pocas mujeres que, inicialmente, recitaban poesía en el Bar Muy Buenas y pronto encontramos una complicidad terrible en los versos y en nuestra manera de vibrar en este mundo. Imaginábamos juntas el arte como una suerte de orgía mística donde confluyeran todas las formas y actitudes de la belleza. El amor, el placer y el sexo formaban parte de nuestros sueños románticos y libertinos. Nos imaginábamos que toda escritora debe de ser una cronista de su propia vida intensa, libre, bella y fascinante. Así nos fuimos forjando nuestra religión, el yoga de la poesía. Creo que este libro es un testimonio vivo de esta particular manera de estar en el mundo.
Hedonia es un canto a la libertad sensual de la mujer apasionada. Es un triángulo equilátero y fetichista de jazz, ilustración blanquirrojinegra e hipersensibilidad poética. Las ilustraciones de Joan Fernàndez constelan con relatos breves e intensos salpicados de notas musicales, hecho que convierte esta obra en una suerte de "caja de bombones" artística. Placer y dolor, frustración y entusiasmo, son los límites a los que se enfrenta toda mujer que ha asumido el riesgo de no poner ninguna rienda a su corazón desbocado.
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