- ¿Alguna vez te has esforzado por llorar de felicidad?
- No- respondió el anciano.
El niño le dio un abrazo y dijo:
- Lucharé por crear un mundo más bonito que el que me has enseñado.
El abuelo lloró.
- ¿Ves este papel de lija? - dijo el abuelo.
- Sí. - respondió el niño.
- Así arañé el cadáver de un árbol para construirte una casa.
El niño lloró.
- ¿Qué podemos hacer, abuelo? -dijo el niño.
- No sé- respondió el abuelo.- Los niños sois la única esperanza. Cuando dejéis de odiarnos, aprenderéis de nuestros errores.
- Te quiero mucho, abuelo.
El abuelo lloró de felicidad.
Le costó el esfuerzo de escuchar a un
niño.
2 comentarios:
Lloré de felicidad, al poder sentir lo mismo que tú en este mundo en diferentes dimensiones. un beso
Me interesa mucho que lo comentes, Anónimo. Por cierto, has escrito muchos bestsellers. Felicidades por mantenerte siempre en el anonimato.
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