miércoles, 26 de marzo de 2014

El amor secreto de Madame H

- El Ángel Solar no disipa su energía. Se concentra en profunda meditación.

No hay nadie más en el Forgotten Pub. ¿Os acordáis de ese lugar? Muchos estuvieron allí y lo olvidaron tras recuperar algo que habían perdido.

Madame H lee un libro de Djwhal Khul. Está sentada sobre un alto taburete, detrás del mostrador. Tiene el libro abierto sobre su falda de tul negro transparente.

Reconoce al instante la mirada marítima y la sonrisa expansiva de Hafiz.

- ¿Cómo estás, oh, mi gran amor?

 - Te debía una visita. Y esperé a que te quedaras a solas, sin nadie a quien servir.

- Casi nunca estoy sola, pero estoy sola, Hafiz.

- Lo sé. Conozco la soledad de los ángeles que están de servicio.

Cuando se miran arden en llamas de fuego cósmico.

- ¿Te acuerdas de cuando nos conocimos? Éramos aún de carne y hueso. Eso fue antes de convertirnos en ángeles. ¿Recuerdas cuánto nos costó aquello? Gracias a aquello, somos ahora.

Hafiz la besa en los labios. 

- La saliva es un elixir sagrado.

 Mientras mira a Hafiz, Madame H recuerda un sentimiento perdido, disuelto en la saliva sideral.

- Por aquel entonces, teníamos miedo de amar, porque sabíamos que el verdadero amor implica la renuncia al objeto que nos lo inspira. Tú ya lo sabías, Hafiz, siempre tuviste Sahasrara abierto. A mí me costó más...

- Las formas y el espaciotiempo tan sólo son recursos pedagógicos de dios.

 Madame H llora.

- Ahora que veo tu bella forma, puedo evocar cómo me esculpió el deseo, cómo mi alma se refinó a través del sufrimiento. Finalmente, acepté que tenía que continuar el viaje sintigo. Y aquí estoy, en este santuario de Yetzirah, donde los nostálgicos vienen a completar su vacío para androginizarse. Aquí dispensamos fórmulas mágicas para convertir a los humanos en ángeles mientras sueñan con su dolor.

Hafiz ríe.

- Recuerdo que eras la mujer más bella y poética. ¿Cómo no amarte, Madame H? Mi alegría era pura bañada en tus lágrimas. Eras mi polo opuesto, eras el narcótico de todo ser que busca estar inspirado para siempre. Pero... también eras celosa. No soportabas ver que yo pudiera amar al cosmos como te amaba a ti. El deseo de ser especial...es el último obstáculo que debe vencer un humano para convertirse en ángel.

- La vanidad, la inseguridad, el miedo a perder el paraíso, Hafiz, eso era: ése es el origen de la posesividad, de la necesidad, de la sensación de "tener que llenar un vacío". Yo quería ir de tu mano y bailar eternamente a tu lado. Pero luego entendí, tras mucha lucha interna, tras odiarte profundamente, tras perseguirte como una loca, tras delirar en calles negras y versos subterráneos, tras sublimar mi carne en alma y transportarla en imaginaciones desbocadas que poseían tu presencia y la encadenaban a todos los paisajes... ¡Al fin, cuando entendí que no podía retenerte..! ¡Ah,  vi que mi amor por ti me había transformado! Entonces, en vez de odiarte, te di las gracias y te amé mejor, más que nunca, como lo hago ahora. Y ahora no hacemos el amor, el amor nos hace. Como el poema le hace el amor al poeta, como Dios le hace el amor a todos los santos.

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