miércoles, 7 de mayo de 2014

Pansexualidad

El corazón late junto a varios cuerpos en una cama llena de éxtasis.

Somos desconocidos que se aman. Nadie sabe quién está tocándonos. Los miembros de una extraña secta autoproclamada, una secta de exploradores del amor sublime, una secta de seres que parecían haber fracasado en un juego kamikaz. 

Hemos sentido mucho dolor y confusión antes de llegar hasta aquí.

El amor se ha trasladado del segundo chakra al centro laríngeo. No necesitamos el sexo con penetración. Manifestamos nuestro amor artísticamente, con baile, respiración, masajes, besos, abrazos y caricias. Vishuda expresa el amor. Arte y yoga. Misticismo.

El amor ha dejado de ser posesivo. Nadie nos pertenece. Somos felices de entregar. Nos regocijamos en la respuesta, pero no esperamos respuesta. Dar es recibir. Amamos silenciosamente, sin perturbar, sin dañar, sin ofender. Amamos porque lo relevante es el amor. El amor, sin atender la simpatía o la antipatía hacia un "objeto". Amamos como el artista que crea belleza para quien sea capaz de gozar su creación.  

Este amor pansexual me lo inspiró Hafiz. Me enamoré de él en cuanto le vi sahasrara abierto. Después, tuve que salir del laberinto del amor polarizado, del amor romántico escindido en masculino y femenino. Tuve que descubrir que amar implica respeto, alegría, libertad y co-creación. Gracias a que resistí todo aquello, gracias a que jamás emprendimos una relación convencional, me hice fuerte y pude disciplinar a mi alma para comprender el origen de mi enamoramiento.

El amor del segundo chakra es animal, posesivo, capitalista, interesado, dependiente. Es un amor que se trueca en frustración y melancolía a la larga, porque es impermanente y está sujeto a lo físico.

El amor dirigido por vishuda (quinto chakra) es un amor arquetípico hacia toda la humanidad. Es un amor de igualdad, ecuanimidad, fraternidad. Es filantrópico y causa un placer duradero, que no crea dependencia y que nos hace sentir libres, puros y plenos. No es represivo, sino creativo. Es gozoso. Es entusiasta. Provoca esa embriaguez de los juegos infantiles.



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