Pocos hablan de ti, serenidad, porque inspiras silencio, y respeto a ese silencio.
Respiro sobre el lomo palpitante de una fiera dormida.
Soy en ti como una loca sedada en postura de yogui, con el tercer ojo haciendo los brazos de una cruz de luz, la mueca de TAU.
El tronco del árbol asciende, penetra el esfínter divino que es la corona de un ángel.
El rabo del diablo se sodomiza a sí mismo, de esa manera, ¡Oh, conócete!
¡Conócete, y déjate sodomizar por la luz!
¡Conócete y enloquece con cara de orgasmo!
¡Jadea devotamente sobre el géiser del alma libre, libre de la baba de la fiera: esa palabra que cuelga cantando en un alfabeto mágico!
¡Regreso para cantar!
¡Regreso para cantar!
¡Canto para regresar!
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