"Si cierras la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará fuera."
Tagore
¿Nunca habías pensado que errar y errante brotan etimológicamente de la misma palabra? El error procede del latín, errare (no dar en el blanco, equivocarse). Cuando uno se equivoca, sigue buscando y se convierte en un ser dinámico, un trotamundos que al final será mucho más interesante que aquel que atinó en seguida y se quedó quieto.
Yo no sé si existe una religión para los que se equivocaron y
sufrieron accidentes. A veces, especialmente en nuestra sociedad (aún odiosamente competitiva: estragos del materialismo), poco
se concibe que errar forma parte del aprendizaje. Una vez, tuve la ocasión de escuchar la siguiente conversación de dos sabios:
- ¿Cuál es tu mejor maestro?
- ¡El último error que cometí!
Ellos, por suerte, no tenían que rendir cuentas a un jefe o a un currículum académico.
Es cierto que, cuando uno
manipula materiales especialmente frágiles y peligrosos, hay que moverse con especial
cuidado. Un movimiento en falso puede ser mortal e irreversible. La mortalidad y el daño irreversible es el mayor peligro de equivocarse. Pero ¿y si el error no es
mortal?
- Quien tropieza y no cae avanza dos pasos.
Si el error no es mortal, el yunque de la humildad cae sobre nuestros humos egoicos . Entonces, lo aprendido es valiosísimo. Aunque siempre habrá
el que te señala con el dedo y te obliga a "purgar" los
errores con un castigo. Como si la propia conciencia no fuera
suficiente. Normalmente, estos individuos o instituciones señalan: "Te lo
dije". Suele ser terriblemente inaguantable. Pero ellos también se equivocarán. O se arrepentirán de no haberse equivocado, porque hay errores sublimes, como enamorarse de un imposible que te condenará a equivocarte una y otra vez, a ser el eterno Ícaro de los confines celestiales.
- Mirad, esa es Fulanita,la que se equivocó...¡La hemos metido en la cárcel!
¡Eh, Fulanita, no desesperes! Eres la Diva de las Causas Perdidas. ¡Sigue equivocándote si eso supone arriesgar por lo que amas! Una puede trabajar
su propia serenidad y pensamientos con una disciplina monacal, un
dominio absoluto del presente. ¡Pero la diosa Fortuna querrá decirnos
tantas cosas...! Dirá:
-Aquí no eres tan fuerte como creías, toda tu resistencia mental
desfallece ante el insolente zumbido de un mosquito en la oreja...¡No te queda otra! ¡Aprende! ¡Sufre el error! ¡Aprende!
También sería relevante decir que los vicios se heredan. "Lo
que nace de una gata, come ratones", como dicen en rumanía. Pero recordemos que la naturaleza se reescribe a sí misma y repara los
errores. Eso se llama MUTACIÓN.
Cuanto más aprendas del error, mejor será tu transmutación. Para equivocarte mejor, hay quienes recomiendan tener un buen enemigo. Por ejemplo, así lo recomienda Georg von Békésy (3 de junio 1899 - 13 de junio de 1972), físico y fisiólogo húngaro-americano:
- Un enemigo está dispuesto a dedicar una gran cantidad de tiempo y
capacidad intelectual para descubrir errores grandes y pequeños, y esto
sin ningún tipo de compensación. El problema es que los enemigos realmente capaces son escasos, la mayoría de ellos son sólo normales.
Otro problema con los enemigos es que a veces se convierten en amigos y
pierden una gran parte de su celo...
***
Y así es como se cierra esta reflexión de domingo a mediodía:
- Si quieres transmutar, ¡equivócate!¡Busca buenos enemigos!
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