Estaba Eros junto a Psique. Ella notaba su presencia, pero le dolía no poder contener la luz del rostro de su amado dentro de los ojos. Le dolía estar obligada a detener su Curiosidad. ¿No podría desvelar más misterios?¿No tenía derecho a pedir más? ¿Debía de conformarse con cualquier cosa y estar agradecida, dado que tenía una relación con un dios (¿un ser superior a ella?)?
Todo se complica cuando se escribe entre paréntesis un interrogante que está dentro de otro interrogante.
Psique pensaba muchísimo.
En su mente, odiaba a Eros, odiaba sus condiciones.
Eros cada día se marchaba para inspirar amor a todo el mundo. No podía retenerlo junto a ella. A pesar de sentir el amor extático del dios todas las noches, a Psique le dolía no poderlo encarcelar dentro de su cuerpo, no poderlo devorar con la mirada, no cotidianizar su existencia como hacen todos los matrimonios normales y corrientes. Quizá eran ideas idiotas de humana, pero pensad que Eros se había liado con un ser menos evolucionado que él, con pocas experiencias hierogámicas.
- Te siento y, sin embargo, tu silencio hace que mi imaginación se revele. - pensaba Psique.
Eros la besó con el almíbar del verano, y respondió haciéndola gozar.
- Es cierto que me amas, pero en el mundo de afuera todos dicen que eres un monstruo, y que por eso no puedo contener tu mirada y dejar que me esculpa tu imagen en el alma.
Él entonces le dio de comer directamente a los labios Ambrosía del Olimpo.
Pero Psique era humana, y quería más.
Quería más.
Quería más: UNA RELACIÓN EQUITATIVA.
Entonces, esperó a que él se durmiera, y encendió la lámpara de aceite, y una gota le cayó en el rostro. Eros, al despertar, se enfadó mucho (y aun con ese rostro enfadado ella pudo comprobar su delirante belleza de dios griego), y se marchó volando.
La mitología explica que Eros no se reencontró con Psique hasta que ésta logró el perdón de Afrodita y pudo despertarse de un sueño pesado maquinado por su imaginación, horror vacui.
Sin embargo, pocos conocen al hermano de Eros, Anteros, un gentil dios con alas de mariposa que simboliza el amor correspondido, y que supo consolar con creces a Psique durante las caprichosas ausencias del amado. A él le encantaba que Psique le derramara por encima el ardiente aceite de la lámpara, SIENDO ÉSTE EL MOTIVO DE UN PRINCIPIO:
Stilla oleo ardentis y el boundage
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