Encender una cerilla y resguardarla del viento
es como hacer que el fuego coma de tu mano.
Chema Madoz
ELLA
Lloré la savia de un sueño
y ese agua cabía en dos vasijas,
Somos esas consciencias modeladas de arcilla,
recipientes del paroxismo utópico.
Me he desnudado para celebrar
que la magia existe.
ÉL
¿Por qué no nos vacias en ese riachuelo?
El mundo llora el mismo sueño,
que fluye en el río,
que riega la tierra,
que hace germinar la vida.
¿Y si juntaras el sueño de los tres?
¿Cómo sería regar el río
con nosotros?
ELLA
Yo vi un río dibujado en el mapa.
ÉL
Y es diferente bañar tu ojo
en una línea azul
a escuchar la risa húmeda del agua,
viva como sangre de la tierra,
y mojar y fundirte en la ablución
que ondeará en senderos-serpiente,
meandros voluptuosos de la belleza,
abrazos del uno con el todo,
catalizando musgo y exorcizando piedras,
gimiendo en la cantata de la primavera,
trazando espuma en los acantilados,
siendo el colmado maná de la Naturaleza.
¿Por qué no contribuyes a esa fiesta?
¿Por qué no nos vacias en el mundo?
ELLA
Un sueño perfecto y libre
está escrito en los versos
del homonauta
(el viajero de sí mismo),
cartógrafo del firmamento,
arquitecto de la poesía.
¿Ves la estrella de allá arriba?
Los piratas navegan
contemplándola.
El firmamento es el mapa supremo.
ÉL
El mapa no es el territorio.
Nosotros somos ese firmamento.
Amrita:
batido de luz y leche,
rocío de la inmortalidad.
ELLA
Dancemos, pues, con la corriente.
Que todo el mundo libe nuestra agua.
Ningún ser privado de bebernos.
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