A veces, uno se levanta y se extraña de tener cinco dedos (en cada mano, en cada pie).
Entiendo por qué Sócrates viajó tan poco.
Cada día se nos suicidan unas 50.000 células sanas del cuerpo. Y nadie las entierra. Normalmente, se van sin dejar rastro. Sin ninguna aguja en la garganta.
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