sábado, 24 de octubre de 2009

Manual de iluminación para holgazanes

"Existe un paraíso adentro y alrededor tuyo en este mismo instante; y para estar allí, no necesitas hacer ni un solo movimiento, ni siquiera levantar los ojos de esta página. Puedes abrirte a la perfección del diamante en todo lo que ves y sientes. Si no crees que esto pueda ocurrir con tanta facilidad, limítate entonces a ser amoroso en cada instante, y confía en que este estado vendrá a ti."

La primera vez que alguien me habló de este libro, gané mi primera moneda recitando poesía en el paseo de la Concha de San Sebastián. Creo que era un septiembre del 2002, iba sin un chavo, se acababa de morir mi tía Ramona (la de la felicidad sencilla) y yo tenía esa necesidad de expandirme y de hacerme permeable. En esas circunstancias, conocí a Fran, un poeta ambulante con el que compartí muchas tardes atemporales y que llevaba consigo a todas partes las fotocopias de este libro. Unos papeles que yo había ojeado por encima, un misticismo de andar por casa, sin gravedad, divertido, con sentido del humor.


Siempre tenemos que parar atención al equipaje no circunstancial de un trotamundos.

Este libro de Thaddeus Golas, lo estuve buscando fascinada por el título. Hoy, por casualidad, lo he encontrado. Y es que, amigos míos, existe una manera de llegar al Nirvana sin abandonar nuestra pequeña golfería cotidiana. Existe una iluminación para los que nunca harán voto de castidad, ni dejarán de fumar, ni se irán de ascetas por los bosques, etcétera.


Espero que os aproveche tanto como a mí.

domingo, 11 de octubre de 2009

Universalpoezie

"Enmudeció sus oídos. Cuando las voces imaginarias se disiparon, se convirtió en canal de la vieja canción del mundo. Esa melodía del cosmos danzante, la música de las esferas, la vibración de las galaxias y de las pupilas antes de mirar, la palpitación de la sangre caliente bajo la piel o la cascada de oxígeno en los pulmones, la emoción de la conciencia de la vida, todo aquello, se reveló como parte de un libro invisible fabricado con infinitos soles, cuyo lenguaje logró descifrar un tipo despistado que vive como un loco, un tipo que jamás osaría llamarse poeta.

Porque ser poeta es estar familiarizado con esa cabeza de embudo. Él se ha enfrentado ante el dilema de tener, a lo sumo, un trabajo de media jornada y Musas parlanchinas en los ratos libres, o la necesidad imperiosa de convertirse en un caballero del logos y del nous, a tiempo completo, aun a riesgo del áscesis, la pobreza, la enfermedad y la muerte. La persona que escribe de esa manera, la que es fagocitada por su propia escritura, tiene la misma maldición que los profetas. Su lengua de fuego necesita escupir llamaradas divinas."

miércoles, 7 de octubre de 2009

Robert Graves, La diosa blanca

Dedico este fragmento a la cena entrañable de ayer. Fui una afortunada comensal de Pau Riba, Joan Vinuesa, Miquel de Palol, David Castillo, Daniel Busquets y una mujer enigmática de cabello gris cuyo nombre de pila es el mismo que el mío. Hablamos de poesía y revelación, y entonces me aconsejaron la lectura de este libro de Graves...

"«¿Cuál es la utilidad o la función de la poesía en la actualidad?» es una pregunta no menos acerba porque la hagan con insolencia tantos estúpidos o la respondan con apologías tantos tontos. La función de la poesía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la mezcla de exaltación y de horror que su presencia suscita. ¿Pero «en la actualidad»? La función y la utilidad siguen siendo las mismas; sólo la aplicación ha cambiado. Esta era en un tiempo una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante la obediencia a los deseos del ama de casa; ahora es un recordatorio de que no ha tenido en cuenta la advertencia, ha trastornado la casa con sus caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria, y se ha arruinado a sí mismo y a su familia. La «actual» es una civilización en la que son deshonrados los principales emblemas de la poesía. En la que la serpiente, el león y el águila, corresponden a la carpa del circo; el buey, el salmón y el jabalí a la fábrica de conservas; el caballo de carrera y el lebrel a las pistas de apuestas; y el bosquecillo sagrado al aserradero. En la que la Luna es menospreciada como un apagado satélite de la Tierra y la mujer considerada como «personal auxiliar del Estado». En la que el dinero puede comprar casi todo menos la verdad y a casi todos menos al poeta poseído por la verdad. Decid, si queréis, que soy la zorra que ha perdido el rabo; no soy sirviente de nadie y he decidido vivir en las afueras de una aldea montañesa de Mallorca, católica pero anticlerical, donde la vida se rige todavía por el viejo ciclo agrícola. Sin mi rabo, o sea sin mi contacto con la civilización urbana, todo lo que escribo tiene que ser leído perversa e impertinentemente por aquellos de vosotros que estáis todavía engranados a la maquinaria industrial, ya sea directamente, en calidad de obreros, administradores, comerciantes o anunciantes, o ya indirectamente, en calidad de funcionarios públicos, editores, periodistas, maestros de escuela o empleados de una corporación de radiotelefonía. Si sois poetas, os daréis cuenta de que la aceptación de mi tesis histórica os compromete a una confesión de deslealtad que estaréis poco dispuestos a hacer; elegisteis vuestras tareas porque prometían proporcionaros un ingreso seguro y tiempo para prestar a la Diosa que adoráis un valioso servicio de media jornada. Preguntaréis quién soy yo para advertiros que ella exige un servicio de jornada completa o ninguno absolutamente. ¿Y acaso os sugiero que renunciéis a vuestras tareas y, por falta de capital suficiente, os establezcáis como pequeños arrendatarios u os convirtáis en pastores románticos -como hizo Don Quijote cuando no pudo ponerse de acuerdo con el mundo moderno- en remotas granjas no mecanizadas? No, mi falta de rabo me impide hacer cualquier sugerencia práctica. Sólo me atrevo a hacer una exposición histórica del problema; no me interesa cómo os las arregláis con la Diosa. Ni siquiera sé si sois serios en vuestra profesión poética."

alma alacrán
[AMAR MATA]


(Flashback. )
Apartan las sábanas.
Cantan hasta la albada.
Cardan.