viernes, 24 de agosto de 2007

El amanecer patológico




[ Fotos de Madame H]



O douleur, ô douleur, le Temps mange la vie,
Et l’obscur Ennemi qui nous ronge le coeur
Du sang que nous perdons croît et se fortifie!


CHARLES BAUDELAIRE, L’ennemi

[Escrito ante un amanecer que no rechista al mostrar su vello púbico luminoso
y el cuajante aperitivo de un chocolate con churros en el estómago
y varios molinillos de viento girando en las palabras
de los supervivientes amigos, que son ONGs ambulantes
- porque soportan los malos modales -

Escrito a raíz de un optimismo desconcertante y desgarrado
que después del arrebato de la sangre
grita en el tiovivo de la conciencia como un periquito verde...

Dedicado al pecado original, a la duda y al perro de la excentricidad
Dedicado a los enteógenos ingeridos en solitario
Dedicado a ese templo en ruinas en el que oran los Agnósticos

Pero Mi voz, sólo ella, es para los ciegos diábeticos tozudos
que, desatendiendo las súplicas de sus mujeres,
siguen comiendo galletas a escondidas. ]









Idiótesis

[prótasis]

Si OFELIA no se hubiese ahogado en el Sena
o viviera en la era del prozac, el instinto maternal y el avefenixmo;
si Ofelia hubiese conocido los tres consejos de San Agustín
que son (dos puntos): morir...miento
llorar a lágrima viva cuando a uno le entra sueño
tomar un baño tibio con agua limpia y esencia de Lang Lang
y pasear sobre un
locus amoenus...

Si Ofelia hubiese desesperado no en un día lluvioso
e impar, cuarto menguante, [como éste]
sino mientras brilla tibiamente el sol con una sonrisa irresistible de mafioso
o hubiese visto, con el rabillo del ojo, a los pájaros guiñando el torso
oh les nuages...les nuages qui passent, la-bàs, les merveilleux nuages!
Si Ofelia leyera en el reverso del paisaje
si a Ofelia le hubieran regalado un sombrero de copa
si a Ofelia la abrazase un saltimbanqui conmovido por su estúpida locura:

[apódosis]

quizá escribiría esto:








Canto I
Una vez la vi. Hoy, hoy mismo.
Tenía el pelo más fino, y más corto,
pero se le parecía,
se parecía a la PUTA que una vez

tú y yo, HAMLET,
amamos campestralmente al unísono:

(Narcisos entintados)

Esa chalada ciega de senos ligeramente bizcos,

con una coliflor por trasero,
que escupía auroras boreales
y olía a almizcle, mazapán o eucalipto.

El mundo, por aquel entonces,
era una enorme piruleta
entrelazada por lenguas de mariposas:


¡corazones, estrellitas, pajaritos!

DESPOTISMO ILUSTRADO DE LO CURSI

había por todas partes;






Canto II


- Ya han pasado veinte años- dijo ella. –
Y mi coño ya no funciona.

Qué fea me ha puesto la belleza.
Qué rápido crece la hiedra en el pecho.
¿Se derrama algo en el útero del ojo?
¿Cabalga la lepisma distraída
por un Rumbo a peor de Samuel Beckett?

Desenamorémonos,
o desenamórame, que tú ya estás
limpio.

Te he visto silbando, por casualidad.
Vestías
fulminante como un telescopio


Cabalgabas
sobre el lomo de una corbata tiesa como una
(piiiiip)

yo ahora habito en la madriguera
de un borracho
nacido de los números

CON TANTO π EN LOS DESPOJOS

mis tareas son símiles/ disímiles:
preparo bocadillos a mendigos,
SUEÑOS REBOZADOS EN CAJEROS AUTOMÁTICOS

mi meta es desangrarme en manos de un estrangulador apuesto
mi meta es el SENA, el BESÓS, o tu CARA CERCA

y ALGUIEN, de vez en cuando,
si estoy simpática y no odiosa,
me invita a cafés con leche y me presta su paraguas
en días lluviosos como éste;




Canto III

EJEM!

mientras tanto
el viso de las gabardinas me entretiene
la legaña ajena, la cola del pan, el tiempo del peldaño,
me entretienen
las voces, los deberes, los caminos repes/ tenguis
me entre-tienen

mas AÚN sigo persiguiendo al Edu
por los callejones del Arrabal
sigo su rastro mulato de pared leprosa,
su aliento de colores en la inmundicia gris paloma.

(la farola, la bombilla, el estribo de un calcetín
me entretienen);




Canto IV
Desde que te fuiste/ fui
he conocido a un saxofón entraña,
he conversado por primera vez en esperanto
y, quizá, si no me odiase,
diría que he calzado una máscara dorada,
que he vestido un elegante verso fino de seda.
Mi voz como un combate de esgrima;



Canto V
llorar raso, al nivel del mar

¿Existen bulas para llegar a TU cielo?
Soborno cariado, el mío.

Aún.

Construyo aviones de papel alumínico.
Llevo sombreros de bombín en los putiferios más dulces...

ARBOR- ARBORIS

(Me han preñado. Las dudas violan.)

Casi me mato, en tu nombreausencia.
Barandilla, la frontera de la tierra y la esfera:
espíritu y beberte
tan clara de orgullo,
tan avergonzada –la pobre-
tan radiante la punta de mis botas sobre la vía...
qué hermoso el cabalgar del tren sobre mi aliento.

Eróticamente: vida muerta.


Canto VI

- Descarrilé, - dijo-
junto a mis seiscientos pilares panteístas.
Un saxo me invitó a la dicha,
y yo, “hola”, dije,
(qué rápido se recorre lesbianamente un autocuerpo)

fuera de tu sombra
(porque el fuego devora kilómetros de bosque)

leña de huesos,
nos (h)abríamos besado hasta el canibalismo

Una película en blanco y negro,
sobre las grietas de la persiana
o la boca,
no estabas, aunque ¡sí!, ¡quizá!,
pensabas al día una letra o un color
que yo llevaba puesto;







Canto VII
La hipersomne te sueña abrazada a su manta azul;
la hipersomne te ve en el techo de su cárcel,

Dueles.
Oh sí, pero no te vayas. De mí, no te vayas.

- Por qué te haces tanto daño. – dijo él. -
Mírate: sufres. Mírate: sé que me todo.


“Te todo...”

(qué tiene un ojo o el recuerdo de un ojo
que mira intensamente
durante más de tres segundos
susurra te he buscado
susurra entre piedras con la mano
una vez tuve una novia joven
antes de apagarse
para nunca o siempre
una vez tuviste una novia
oscura como un infierno)

Dafne sin Apolo se convirtió en un cielo salpicado de aves.
Dónde sirves vino y quién (lo bebe), - dijo ella.
Lo sé. Te escucho respirar,
por las noches;






Canto VIII

Obsesionada con un diálogo esperanto.

Dios, qué locura.
Cómo te busco, con sólo el secreto de tu nombre.
- Cábala- dijo.

Ayer nevó una FRASE. ¿Tú crees en la suerte?

Ruletas mágicas para conocerte,
medias rayadas como la línea negra del párpado egipcio.
Él – el alto – no quiso:
puso delante a un amigo de la infancia,
recordábamos aquellas tardes de juguetes rotos,
aquellos festines de pegamento,
birras y fotografías trucadas.



En el envés de un traje, estabas.
Llamabas, a través del zumo del espacio con silencio;
yo te oía: hablaba a todas horas contigo
contigo
contigo
pero no iba, no iba.
El alma es liebre; y el físico, tortuga.

(Pensaba que el otoño se concentra en la metonimia de una hoja seca
y que los versos de la vida se recitan en las líneas de la mano
cuando acariciamos algo
tras haberlo abofeteado ... por orgullo
voilà que j’ai touché l’automme des idées)

y yo te seguí, y yo te enraicé en mis raíces, tan hondo,
y yo mentí y yo desvié mi paso;





Canto IX


Cómo hablan los árboles
cómo me dicen: “Sé mi psicoanalista”
cómo sienten la caricia adúltera del frío

Te jodí, (y el odio nace del beso)
Ah invisible amado, cómo te inyecto en mí y en mis ojos,
qué desnudo, qué cerca distante. Te estoy oliendo,
desde aquí rastreo el sudor de tu muro sufriente


Un público aplaude ante la salida del sol, en Collserola.

Enredo voluntariamente mi pelo castaño en tu mano,
qué épicos labios se están abriendo,
qué corsé de palabras voluptuosas,
qué sublimes pensamientos
tan sola
tan sola

Cuántas noches he salido a la calle en vano,
con la conciencia del pecado abierta y sangrando dicha,
una esperanza imbuida por el deseo más fuerte,
que es el haberte confundido con...
el sentido de la vida



Canto X

- Era una mujer más triste que la muerte- dijo él.

La vi paseándose con cuidado, para no pisar a las hormigas.
La vi meciéndose, con una flor en el escote.
La vi tan muda, tan pura de prematuramente llorada.
Qué fea se volvió de tan hermosa.

- Era un billete roto, que sin la otra mitad no vale nada.- dijo-

O todo.

(qué más da, si el tiempo resbalaba)



(Quién es el que no quiere
mezclarse en las huellas del otro
mezclarse en los labios prohibidos del otro
inyectarse como un suero, un aliento, un trozo
de imagen que huele a sol, a luz o ...a deseo)

Diré cómo nacisteis

a ciegas, a través de los arcos,
de los vientres

Grietas.

(tan imperioso que duele y se deshace)

Cómo sonríe el helicóptero que nos contempla
desde la altura todopoderosa de la muerte,
cómo te siento cerca, si ya eres fugitivo de mis ojos.

El tren, la noche, la nada;
huiría loca, perdida del todo
porque
estoy enferma de ti.
enferma de ti
enferma de ti
enferma de ti

martes, 21 de agosto de 2007

Mientras suena la música



Ivonne Velázquez y Olga López querían congelarme a mis ya ocho meses de embarazo y yo no pude negarme en absoluto. Desnudo artístico en un momento irrepetible. Cómo iba a decir que no si yo también soy cazadora de esos instantes. Son la materia prima del arte.
Esta vez podía ser una mujer objeto, desapegarme de la imagen de alguien que se me parece. Ser más cuerpo que mente. Porque, desde que Ságar está por aquí, el ego se ha desintegrado. La sabiduría, decía Vannoy, procede de esta conciencia de vivir rotunda.
Cuán ajenos son a nuestros protocolos inútiles y a nuestros pudores mundanos los ciclos de la vida y de la muerte.
La naturaleza opera con discreción y de tal manera que la metamorfosis ha sido fruto de un pequeño cúmulo de pequeños ajustes diarios. (Sucede así con todo. Apuntad en un papel vuestros deseos e incluid un croquis con los planos. Sed ingenieros de sueños. Si no, no se cumplirán solos.)
Olga dispuso el escenario e Ivonne es la intrépida fotógrafa. Ella y su cómplice, Adrián Pelegrín, son grandes profesionales de la imagen.
Descubrir un seno y enseñar esa barriga oronda, inmensa, jamás concebida hasta ahora. Quise mantener esa gabardina negra de cuero falso, las botas con cordones que han pateado tantas calles (que no se ven, pero que evitan la caída de Nabucodonosor). Un ventilador en la cara (bendición bajo el estrés de los focos), y los ojos muy negros y los labios muy rojos.
No sé si el resultado obecede a la típica figura maternal. Ivonne dice que rompe esquemas. Pero sigamos fluyendo: estará bien bailar la vida un poco mientras suena la música.

sábado, 4 de agosto de 2007

34 semanas y media


El bebo ya pesa 2 kilos 200 gramos.
Seguimos construyéndolo, de acuerdo con los planos.
Polizón, astronauta intrauterino.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Las Mil y Trece noches



Los colores del mundo me envenenan. Todavía las palabras me queman las pupilas. La sonrisa es tan versátil que puede navegarse sobre ella. Pero ya se aprendieron los límites del fuego. Ya se bebió de aquella vieja poción del cielo tenebroso. Ya sé lo que es.
La luna ha alisado los vientres de las yeguas.
Los gatos pueblan los labios con enigmas. Maúlla el corazón tan ligero como la indumentaria de un bañista. El tiempo se ha vuelto despistado. Las hogueras de ayer vuelven a achispar al bosque.
HE DE
Gemir y partirme en dos.
He de aprender cómo se empieza de nuevo.
Re(su)citar.
Alguien quiere que le ayude a nacer.
Y yo le he alquilado mi cuerpo y mi vida para hacerlo.
No sé qué pasará, mi viejo amigo, pero quizá me oigas cantar nuevas canciones. Tal vez gaste doce noches más en cuentos.