jueves, 28 de febrero de 2008

Nicotina y piojos


A Mairena, la mendiga


Soy una colilla, indigna imaginante.
Me arrastro y pido que me pisen los zapatos
de cualquier homínido vestido con smoking.
Pero yo en el campo sería florecita.
Pero yo tendría tres cabezas como los tréboles.

De este modo sería, en fin, si me dejasen,
si no estuviera aprisionada en esta percha de carne,
ni me molestaran los mosquitos del bosque
y los semáforos rojos en los ojos de los otros
y en la calle.

Mis palabras son de plaza pública y mercado.
Sólo he conseguido preguntar “cuánto cuesta”.
No me han dicho “te quiero” o “hueles bien”.
Me han respondido “un euro con veinte

el cortado”.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Cancán








Los dioses hablan en código MORSE.



- Meto las lágrimas en una catapulta
y revientan en la cara del vecino.

- Un día se deshizo mi ángel.
Utilicé su boca para besarte.

- Las palabras se autocastigan
y se ponen de cara a la pared.

- ¡Óyeme! Sólo quiero a las nubes
para comérmelas.

- Escucho las peleas de Dios
con su esposa maruja.


- Anhelo un cruce de especies.
Encintemos a este árbol.
Escribamos un poema en su corteza.

Un día, mi pijama me explicó esta conversación,
antes de que me absorbiera el colchón de la cama.

Desde entonces, Delfos es otro bar donde acudir

con faldas y a lo loco.

martes, 26 de febrero de 2008

Carambola


Él se arrojó por la ventana del vaso.
Nadie lo vio. Sólo la mosca.

Él se arrojó por la ventana del vaso.
Sin rencor. Solo.

Cuando encontramos sus cordones,
ningún nudo, nada. Sólo cordones.

lunes, 25 de febrero de 2008

Energías renovables


¿De dónde sacáis la energía cuando la Fortuna es adversa?

¿Habéis ido a comprar un lacrimorum para calibrar cuántas lágrimas habéis sido capaces de llorar? El lacrimorum es un histriónico invento romano. Una pequeña probeta con un medidor. Se ponía justo debajo del ojo. No lo retiréis nunca. Así, podréis decirle al vecino: yo sufro más que tú. Te gano en amargura.

Marin Sorescu cogería todas esas lágrimas y construiría una central hidráulica sobre tus mejillas. Para que, al menos, de tu llanto, pudiera extraerse energía para prender una cerilla o batir un huevo.

sábado, 23 de febrero de 2008

Soledad sábado noche

Soledad sábado noche. Sàgar se restriega los ojos.

- ¿Ya tienes sueño? ¡Y yo que pensaba que íbamos a jugar hasta las tantas!

A las diez de la noche ya está completamente dormido. Marçal se ha ido de fiesta. Que me dedique un bailoteo. Le he dicho que llegue muy muy tarde. Y si es listo lo hará. Es su primera farra de verdad desde que Sàgar nació. Ojalá llegue borracho. No, ojalá que no llegue hasta mañana al mediodía. Ea, eso es amor.

Y aquí estoy. Por fin. Sola en un sábado noche. Dicen que siempre hay un antes y un después de esto. No sé si deglutir esta soledad empezando a escribir una novela. O dando un sorbo de vino. Y fumando un único cigarro. En todo caso, es muy placentero paladear esta soledad a la luz de una vela, escuchando a Billie Holliday, con un angelito dormido en su cuna y un cigarrillo parpadeante al lado de la ventana. Te pones ropa interior de encaje por pura vanidad, te maquillas los ojos con espirales negras descedentes, colocas una peluca decimonónica sobre tu cabeza y... descubres que el vecino de enfrente te está espiando. En fin, mala suerte.

Qué contraste este silencio con la ciudad en la fiebre del sábado noche.

Así que la literatura, el más arcano de mis vicios, regresa con sus colmillos rezumantes. Al fin ese libro de Giordano Bruno sobre la mesa. De la magia. Leo un párrafo y doy un sorbo de vino y otra calada al cigarro.

Escribo:

- Una vez entras en esa espiral del dolor, olvidas lo terriblemente fácil que es vivir con una sonrisa estúpida colgando de la boca.

Escritura, soledad sábado noche.
Hay quien sería capaz de morir por esto. Oh, nada, ningún ruido. Ella cantándome. Las letras se me desparraman por encima.

Ahora imagino que estoy en el Forgotten Pub. Me he disfrazado de Madame H. Cuando estoy sola me doy cuenta de que en realidad estoy loca de remate.

Alice Vannoy entra por la puerta.

- ¿Qué haces sola en un sábado noche?

- En realidad te estaba esperando. Es realmente precioso, entonces, llevar esta peluca y fumar este pitillo.

- Suena la música que te gusta.

- Sí.

- Y estás con tu mejor amiga.

- Sí.

- Y te encanta estar sola en el comedor de tu casa porque en verdad puedes imaginarte lo que te dé la gana y nadie vendrá a estropearlo.

- Exacto.

Oh hermosa soledad sábado noche. Orgía de una imaginación desbordada.



Albert Compte, un ácrata visionario

Startus, el autor de El romancero goliardo (Editorial Quadrivium, 2007), era un gran hombre al que nos habría encantado reencontrar. Ya no será posible. Murió el octubre pasado. Le pregunté a Jorge Morales, por qué. Me dijo que tenía el corazón demasiado grande. Le pesaba cuatro kilos.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Golconda



[Golconda, René Magritte]

Hay un abismo entre el tópico del vacío mental y el hecho empírico de notar que una chispa pone el cerebro del revés. Lo desconocido, entonces, se vuelve conocido, y lo conocido se permuta en probabilidad aérea. Todo eso, ¡me enciendo! todo eso se va porque yo sé lo que es tocar la arena en una tierra de sueños, y pensar “esto es un sueño" y notar que en ese preciso instante se desvanece el escenario y despertamos a las formas de la vigilia. Sin embargo, el mero pensamiento me retiene en el borde de un charco que empapa otro sombrero de hongo. Lluvias de hombres mediocres que barnizó Magritte.

sábado, 16 de febrero de 2008

(Ex)po(si)ción DATREBIL


[Portada: imagen Adrián Pelegrín/ texto de Christian Tubau]

Convocatoria. Reservamos sala. Poemas colgantes, cuadros, fotografías, audiovisual, instalaciones viciosas, objetos imposibles, reliquias, plantas de chernovil, máscaras de yeso, cualquier alambre con forma de escalofrío, graffitis, peluches anómalos, bengalas, sonidos, música, sueños, pájaros, hastíos, jajajá, datrebil, datrebil, datrebil.


Sin nombres propios.


Sin prestigio, sin aquí o allá. Sólo "soñaba esto o aquello y era posible mostrar ese objeto en un lugar que pone el cerebro del revés."


Con infinita ternura.


"Me salió esta obra que es una mantis religiosa, un destino, un puñal sangrante y una gota de espeluznanza."


Si creéis en vuestra obra, escribidme. Exposición pócima antimateria.



También podría vociferarse en un escenario, al lado del río, entre callejones con salida. Hagamos el listado de infieles a lo normal y corriente.


¡Tachán!

Saludo sobre silla coja


[De Ángel]

La nena rara te espera sobre su silla coja.
Mueve los brazos para ver si el aire se retuerce un poco.
(Te dice algo parecido a un sonido de labios y kilómetros.)

Te está observando detrás de su espejo de coqueta egocéntrica.
Tú y ella os parecéis:
sois disfraces de una misma curiosidad decrépita:

Si vigilas sus palabras en el borde de tu oreja izquierda

y las empujas al abismo del tímpano

escucharás una macabra invitación a la conciencia.



Las dudas son acróbatas sin red

y los charcos son sarcófagos de lluvia.



jueves, 14 de febrero de 2008

La bruja robot



Usted tiene ojos de mujer fatal.
¿Cómo se ha construido semejante mirada?
(Cualquiera se volvería chiflado
ante las escaleras de caracol
que presiden la entrada de sus negras pupilas.)

¡Usted tiene ojos de mujer fatal!
¿Cómo diablos ha amanecido de esta manera?
(Cualquiera se tiraría
por esas barandillas abismales
¡que presiden la entrada de sus negras pupilas!)

Se le endurecieron las lágrimas, tal vez,

y crearon ese esmalte de acero, que apuñala.

martes, 12 de febrero de 2008

Sonetos blancos








[Foto de una barbacoa distorsionada por Photoshop. Delirio de Maga Despistada.]



Te acostarás sobre la tierra sencilla,
¿Quién te dijo que te pertenecía?


[1]

Yo soy, también, uno de esos marcianos
que juegan con la lengua y con el aire.
Es un dolor premenstrual, Mi Arte,
de arpegios babélicos y androides.

Blableo. Odias mi complejidad
y entiendo la exigencia de tus vértebras.
Blasfemo en un canto de sirena,
y muerdo al mundo, que a su vez me muerde.

Hoy me han robado aquel bozal de anoche.
No existe ensoñación si no la imprimo
con la voz de mi insulto de azabache.

Escucha y comprende, ¡oh mi asesino!
Son putas, pero mías, mis palabras
(no las borres con tu escoba de costumbres).

[2]

Mi corazón airoso busca un pecho
cuadrado inscrito en un círculo rosa.
(El agua terca de las otras lágrimas
mundanas lucha contra lo espectral. )

Mi mística extravía la coherencia
de los nudos obsesos y lo asiduo.
(El músculo, el reloj, el cartapacio
son la mano que apura la limosna

del cosmos y el ayer, del hoy y el nunca;
topacios de mi especie triste y sola,
adornos de esta soledad antigua. )

Calla el musgo de mi pubis. La luna
escala su rayo hasta la raíz
del iris que suspira abracadabra.






[3]

Yo soy el valle y la cima, el vientre y
la nota musical . ("Confía, - dijo-
en tus odas al vaso: sí, ahoguémonos
en ellas porque no serán eternas.")

Seamos los ilusos de la estrofa
medio llena o medio vacía. ("Pero
¿y si no desbordáramos la máscara?
Nos condenaríamos a no ser..." )

"Bebamos este diluvio de zumos
y cometas alquilados a diez
(¡ja!) sonrisas el gramo de belleza."

"Que los demás crean en un vacío
bacante, taladrador de sílabas...."
"Que parezca difuso nuestro idioma..."






[4]

Aún no he aprendido a definir
mi amor ni mi tristeza. El azar
escala tráqueas y zeppelines:
soy la joven -vieja- intrusa del aire.

"¿No tienes mundo interior?"- me preguntas-.
[Cuánto dolor se agrupa en mi costado...]
"No. Lo aspiró un féretro precoz.
Se secó en la saliva de unos labios."

Calla. No importa ya, la magnitud
de la tragedia. Esnifo, sí, el falso
polvo de unas nubes fuxias turbulentas.

Son zombies mis pupilas y opaqueo
el horror. "Qué asco, el mundo" - hoy pienso-
"Sabe a nada decir te todo"- temo.






[5]

Mierda. Escribo este soneto para
celebrar un don con jaula. Quizá
no nacerían nunca mis deseos
sin este pequeño y perpetuo espacio.

Es blanco, como el plato de los iris,
- huevos fritos que ojean la tiniebla-
Quisiera salarlo con esta voz
auténtica, cretina, de bengala.

No es cortés mi sentimiento. Es
mezquino y soñador, pobre y lastrado.
(Habló la lengua de la imbécil joven...)

Quisiera ensuciar tu serio smoking
con el aullido de mi entraña. Piensa...
el perdedor posee un reino hueco.

sábado, 9 de febrero de 2008

Cáncer

I

Hay una duda ancha y transitable
que puede cabalgarse con miedo.

Sonriamos.

Aunque la espada de Damocles
amenace con estallar en nuestra nuca.

El yunque de la nada

hoy puede destrozar todo el amor
construido grano a grano
en los inviernos.



II


Ya me cansé de cantar a un nombre propio.

Ya me cansé de decir

"Aquí" o "Allá"

"Ahora" o "Nunca"


Echaré de menos este sol y esta luna.
A estos viejos
que consumen su último día
en el cálido tufo de sus casas,
A ese alguien que hace el amor
antes de inyectarse rutina o currículum vitae.


III

Ya me cansé de decir
"Eso no lo quiero"
"Sueño con ser supermán"
"Creo en los milagros de hojalata,
en los peluches cosidos con nube y ciprés."


Ya no pensaré
"esto o aquello es mío"
"esto o aquello huele o sabe bien"
"esto o aquello lo amo, lo odio, lo deconstruyo".

Arrancaría el dolor de un solo zarpazo.
Brindaría con otra sonrisa más de un solo zarpazo.


IV


otro beso y otro adiós y otro hasta mañana
hoy te he visto y era un regalo
¿mañana seguirás con vida?

Tendré que estudiar
todo lo que por amor puede expresarse.
Habré de esculpir
otro abrazo más con mi carne y la tuya.


V


Ya no diré más "Yo"
Ya no diré más "Yo soy así, asá,
yo tiemblo, yo sufro, yo duelo"

Ya sólo gracias.
Ya sólo gracias, hoy te he ido a ver
y aún estabas
hoy he podido jugar contando los pasos,
estrellas,
de ida y vuelta,
hoy he gozado
porque aún existo tanto
(que echo de menos existir),

hoy te tengo a ti
en el marco del ojo
hoy te puedo contemplar
enferma, dormida, paseando

hoy te puedo decir

"te quiero"


hoy te puedo decir

"lucharemos juntas."


VI

No necesito ser vanidosa.
No necesito trepar montañas
si al subir las escaleras de tu ático sin ascensor
me aguarda el trofeo de tu voz aún palpitando.

Me queda eso de ti
y otra vez, claro,
no podría decirlo
con una metáfora.

sábado, 2 de febrero de 2008

Cartas de amor al hombre del saco


Introducción afónica




Cuánto duelen las palabras.
Ellas siempre resucitan a Lázaro.

Las palabras matan.
Pero no oso destruirlas.
(Vuelven a ti.)

El dios con minúsculas sabe dónde llegaré:
quijotesca discípula de la locura,
Tántalo de manzanas edénicas,
alquimista empecinada en transformar
(los metales viles de la cotidianidad
en el oro parisino de Saint Germain.)

Hasta entonces,
paseo desnuda y remota
por un templo mental.
(Hay almocárabes de hielo
que penden de cúpulas góticas
y ángeles fríos
con el sexo hipertrofiado
convertido al tantra.,)


Correteo por pasillos leprosos,
entre relojes derretidos, porque
tengo miedo.
(Y soy malvada,
y triste,
y de cuero. )

La realidad patrulla con su ojo
ciclópeo.

Aunque resucitaré, porque también -como todos los pobres-
soy fénix.

Mentiré,
con la voz curtida y la palabra cínica:
sólo serás
- lo temíamos antes del parto-
el pretexto,
la gasolinera de mi peregrinación hacia la nada,
el Muso Tonto del espejo
-¡ay Lewis Carrol!- .

Diré
-arrepentida y servil como la mujer decimonónica-:
"¡Zángano..!."
C'est tout.

Condenada a escribirte y no a gozarte;
con cariño, comprensión y paradoja:

Madame H.