martes, 29 de junio de 2010

Lunopatía


[Sonata para piano n.º 14, del pintor polaco Stanisław Masłowski, 1884. Para ver fotos de la luna, visítese el blog de mi biohermanico Astronick.]


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En las noches de plenilunio, basta con hacer un círculo de tiza en el suelo y meterse dentro para pedir un deseo que, indiscutiblemente, se hará realidad.[1] De esta forma, he conseguido todo aquello que alguna vez supe formular con precisión. [2] Gracias a este hechizo, he logrado, incluso, que un asesino a sueldo me pelara una manzana con su navaja y me invitara a cenar en vez de atravesarme el corazón y ser yo misma la cena de algún gusano.

Pero, a propósito de esta fórmula para la felicidad humana, os contaré lo que le sucedió a un joven huérfano llamado Ludwig, en una cálida noche de 1800,
impregnada de triunfos napoleónicos. El chico estaba contemplando con tristeza el cielo vienés, cuando descubrió que en el bolsillo de su chaqueta aún llevaba el anillo de bodas que cinco años antes había rechazado la hermosa Magdalena Willman. Mientras lo miraba nostálgico, asomó la luna llena en el centro del agujero de la sortija y, preso de un súbito arrebato estético, dijo:
- ¡Ojalá nunca menguases! [3]
El astro le respondió con su silencio magnético –la ideal sinfonía de los sordos-, y así empezaron las noches en las que los cabellos de las damas crecían hasta forjar trenzas escalables, las mareas inundaban la plaza de San Marcos de Venecia y las habichuelas se disparaban hacia las nubes y eran pasto de otros cuentos que no vienen al caso.
El sector de la población mundial que ha monopolizado los libros de historia, sin embargo, estaba tan pendiente de la invasión napoleónica que apenas se miraba el cielo y por eso este acontecimiento ha pasado inadvertido hasta ahora. Durante ese tiempo de prolongado plenilunio, en el que los licántropos se alistaban en el ejército francés, las mujeres menstruaban y parían sin tregua y los calamares gigantes hacían cónclaves para decidir cómo conquistar el mundo, Ludwig compuso una canción llamada la Sonata para piano n.º 14 en do sostenido menor. Cuando firmó la partitura, miró fijamente a la luna llena y le dijo:
- Ya tienes un retrato de tu belleza electromagnética, vuelve a tu ciclo.
Y luego, tachó el nombre que encabezaba su Heroica.

[1] Como decía Rimbaud, la mejor manera de esconder una carta es dejarla encima de la mesa y, por eso, os revelo este secreto a voces, porque seguramente nunca creeréis en él ni lo pondréis en práctica.
[2] Mi melancolía crónica se debe a esos deseos que los dioses nos vedaron, esos sueños inexpresables y que se olvidan al instante de ser intuidos, esa especie de calambres del alma que jamás podremos formular con precisión.
[3] Sé que no lo he dicho antes, pero mirar la luna a través de un anillo vale lo mismo que un círculo de tiza en el suelo.

lunes, 28 de junio de 2010

Utopía


-->Quisiera ver
esa cara malfollada
aplastada
por una sonrisa.

lunes, 21 de junio de 2010

Disertaciones sobre el curriculum vitae


(Conversación ustedeizada entre Maga Despistada y Pero Grullo)


MD- ¿Y usted pretende que me venda a mí misma utilizando la tercera persona?

PG- Es la única manera de que la contraten. Además, ¿el post anterior no iba sobre eso? ¿No dice que se recuerda en tercera persona?

MD- Ya, pero, ¿cómo diablos quiere usted que haga una versión datofágica de mis logros, si los mayores son, básicamente, respirar, comer, dormir y deambular sobre dos patas -cosas de bípedos, como diría el Brieva-?

PG- Nadie le va a contratar por respirar, comer o dormir públicamente. Eso lo hace todo el mundo, y se trata de que usted sea especial.

MD- Es verdad.

PG- Dígame algo de lo que se sienta especialmente orgullosa.

MD- Juego a crear cosas que antes no existían. Tengo un objetivo que se parece a un trozo de cielo y de vuelo de pájaro y de OVNI a la vez... . Pero eso, ¿lo he de decir en un currículum?

PG- Los sueños no se ponen en el currículum.
(Maga Despistada chasquea los dedos y entran media docena de mellados, que ametrallan a Pero Grullo en el acto. )


(Continuará...)

sábado, 19 de junio de 2010

Preguntoide



¿Por qué nos vemos a nosotros mismos la cara y el cuerpo cuando recordamos momentos de nuestra vida? ¿Es una mentira necesaria para la reconstrucción del pasado, que filtramos a través de un yo-hilo conductor? ¿O acaso significa que en diferentes puntos del mundo disponemos de focos de conciencia que podemos utilizar a nuestro antojo?

(Una vez, Joan Quitllet i Olió me dijo que, antes de morir, vemos un trailer de nuestra vida, y que ese trailer tiene, por cierto, primeros planos suculentos.)

¿La imaginación es la levadura de la realidad?

¿Somos personajes de una película que alguien ve?

jueves, 10 de junio de 2010

Yoyicolismo


(Se abre el telón. Aparece una yoyícola envejecida.)

YOYÍCOLA

Tengo la cabeza repleta de canas.
¡No! ¡Todavía no! ¡No puedo dejar de ser joven!

Cierro los ojos muy fuerte, y deseo tener esa cara que quisiera,
ese cuerpo que quisiera, ese impacto en el mundo que quisiera.

Yazco enferma y la fiebre me produce el delirio de no saber nada.

Por eso estas palabras inútiles de perra maldita
que escupo a mis pobres y pacientes paredes.


CUARTA PARED

¿Por qué no predicas en el desierto?


YOYÍCOLA

No hay nada mejor que un espejo para decirse "memíconmigo".


ESPEJO DE LA CUARTA PARED

"Teticontigo"

(La yoyícola rompe el espejo con una cana puntiaguda, atraviesa la cuarta pared y se cae de culo encima del público. Se levanta, se sienta en una butaca y coge su ración de palomitas. Una vez desyoizada y convertida en público, se abre el telón y aparece una puesta de sol.)

(El público aplaude a la puesta de sol.)

Antología de cantos del paleolítico (edición bilingüe)


Acaba de proyectarse la elaboración de una antología que presenta un compendio del hasta ahora irrecuperable arte parietal oral que cultivaron las comunidades de cazadores-recolectores del paleolítico superior. Esta utopía literaria ha sido posible con la colaboración de un equipo interdisciplinar constituido por la filóloga María Hernández, 50 pitonisas, 40 extraterrestres pleyadianos y un maestro zen.

Los pleyadianos contactaron con María Hernández hace un par de semanas y le hablaron de su proyecto Memoria de las piedras, cuyo propósito consiste en descodificar los mensajes orales encriptados en las cuevas, megalitos y objetos cotidianos para el hombre de hace 40.000 años. La metodología de descodificación es tan compleja para nuestra comprensión humana que es necesaria la colaboración de medio centenar de clarividentes que trabajan en contacto con estos materiales y que registran con grabadoras sus impresiones durante el trance.

María Hernández, paleógrafa de manuscritos del Siglo de Oro español y célebre por su recuperación de obra inédita de Quevedo, ha sentado las bases de una nueva disciplina, la paleografía cuántica. "Existe una memoria subatómica en los seres aparentemente inertes que, de desentrañarse, nos permitirá recuperar los documentos literarios no escritos de la historia de la humanidad; en cierto modo, hemos descubierto que las paredes oyen."

El maestro zen Wúmén, tras emitir un impactante y conocido koan: "¿Un árbol hace ruido al caer donde nadie lo oye?" inspiró esta idea a la filóloga cuando ésta se encontraba en la miseria absoluta y cobrando un subsidio de 420 euros al mes: "El koan de Wúmén no me ha hecho alcanzar la iluminación, pero sí que ha arrojado luz a mi tenebrosa mente occidental. Gracias a mi pobreza material he logrado encontrar nuevos senderos de búsqueda filológica."

El proyecto de investigación Memoria de las piedras ya está dando sus frutos: de momento, la comunidad científica ha eliminado la separación entre seres vivos e inertes, porque, según Hernández "todo está conectado, una piedra está tan viva como nosotros y es un error clasificar las cosas siguiendo parámetros temporales estrictos: nosotros seremos polvo dentro de un siglo, y ese polvo no estará menos vivo que ahora, desde el punto de vista de su composición subatómica."

Durante el trabajo del equipo con la Venus de Willendorf -la imagen de arriba-, María Hernández hizo asombrosos descubrimientos: "La célebre Venus es una mujer embarazada a punto de dar a luz, que iconográficamente representa a la madre Tierra nodriza del hombre, de belleza embriagadora." Este es uno de los poemas, eminentemente rítmico y musical, que se han registrado en la memoria mineral de la estatuilla:


UMMM NGÁ GARANGA UTU
Ummm
ngá, ngá
ummm ngá, ngá
ieao ieao
garanga ngá
garanga ngá
Utu


[HUELO LA BELLEZA DE LA MUJER-MUNDO

Huelo
la belleza, la belleza,
huelo
la belleza, la belleza
amo, amo
a la mujer-belleza,
a la mujer-belleza-mundo]

martes, 8 de junio de 2010

Cuento para después de la lobotomía



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Una vez, Berta Sprachen, la de la mirada nítida como un transatlántico y unas manoplas secretas en el bolsillo del abrigo, tuvo la tentación de acometer su vida de otra manera. Entonces, se le ocurrió lo hermoso que sería alquilar un traje de época y salir un 10 de febrero a las 10 a.m. con él puesto. Así encontraría el amor de su vida, compraría una casa de campo, tendría dos hijos bellos como el sol y se convertiría en la mujer más atractiva, inteligente y feliz de la tierra.

El gnomo Tedio, que leía telepáticamente sus pensamientos desde su escondrijo de debajo de la cama, quiso contrariarla y le cambió las zapatillas de lugar. Después, entropizó las frases de este cuento.

Aunque el embrión papirofléxico de esta historia me dedica una última mirada melancólica, ya es demasiado tarde. Otro aborto literario traumático.

Berta Sprachen, destemplada por la ubicación de sus zapatillas, no hizo nada ese día. No alquiló un traje de época y nunca le pasó nada digno de ser contado por aquí.
- De todos modos, no tenía consistencia narratológica- inquiere Perogrullo.

Salen una docena de mellados, ametrallan a Perogrullo y escriben con sus vísceras el

FIN
de este absurdo post-lobotómico
(basado en hechos reales).