domingo, 15 de enero de 2017

Ludoguión

1. La admiración como símbolo matemático
2. La memoria del crear
3. La disolución del statuquo
4. El terreno común
5. El juego como herramienta de lo sobrenatural
6. Cooperar, competir, negociar: la humanidad en entredicho
7. Curiosidades del juego y del verbo jugar
8. El mundo en un tablero

El juego como heterotopía.
Imaginación, interacción, interpretación (RPG).
Libre albedrío y azar.

jueves, 5 de enero de 2017

La prostituta sagrada

Mi vulva, el cuerno,
la barca del cielo,
está llena de anhelo
como la Luna Joven.

Mi tierra inculta no es utilizada.

Como yo, Innana,
¿Quién abrirá mi vulva?
¿Quién labrará mi campo?
¿Quién surcará mi tierra húmeda?


1. ¿Quién es, cómo se llama?


 


Existe una diferencia entre la doncella y la mujer madura. 
La primera elige que el amor la sirva. La segunda, elige servir al amor.

La prostituta sagrada es la compañera del alma. Siente un profundo reconocimiento y una cariñosa devoción por el cuerpo, suma diligencia háptica.

A menudo representada por un tótem felino, como sucede con Bastet o incluso con las tigresas blancas de la tradición tántrica taoísta, revela la alegría existencial, lo opuesto al miedo. 


Este concepto nos recuerda al Arcano de la Fuerza del Tarot, esa maga que domina al bajo instinto, coronada por el sombrero del infinito.





Ella conduce a la unión (coniuctio) en el sagrado témenos, la cámara en la que se unen los opuestos en las bodas místicas.





 2. El misterio de la virgen negra

En el año 30.000 a.C. floreció la Venus negra de Lespugue. Voluptuosidad y esteatopigia. Era el denominador de las Venus Paleolíticas.

[Buscadla en el Musée de l'Horme, París]

Ella muestra  una parte sombría. En la antigua nomenclatura de la sal (eros, amargura, sabiduría) aparece el símbolo de Venus cuadruplicado. De hecho, la palabra veneno hace alusión al la parte oscura de la diosa que encarna la prostituta.


Su energía kundalini es la serpiente, que se alimenta del ímpetu soñado de un amante fantasma. 


Como en el Cantar de los cantares de Salomón, ella dice "nigra sum, sed formosa".
Así es Nuestra Señora Bajo Tierra, de la Catedral de Chartres, al Sur de París. 


También Ariadna, la princesa de Creta. Dormida en Naxos, después de ser abandonada por Teseo, antes de gozar de los misterios con el jocoso y alegre Dionisos.



O, en Montserrat, la Moreneta:
"el eterno femenino nos eleva hacia ella".










 El Pez es el símbolo del Mesías, que pescará al Leviatán (el contenido autónomo del inconsciente) y alimentará al bendito en el Paraíso. Como señala Jung en el Mysterium:

"Allí donde reina la sabiduría, no hay conflicto entre el pensar y el sentir".




3. ¿Y quiénes son las tres Marías? ¡Cómete una Magdalena!

María de Betania, la hermana de Lázaro.
María, la madre del Mesías.
María Magdalena, nuestra protagonista: aquí retratada por Ribera:


Según el Evangelio de Filipo (uno de los gnósticos):

"La compañera del Salvador es Mª Magdalena. Cristo la amaba más que a todos sus discípulos y la besaba a menudo en la boca. El resto de los discípulos se ofendieron por esto y le dijeron: ¿Por qué la amas más que a nosotros? El Salvador les contestó: ¿Por qué no os amo como a ella?"

Si quieres más pistas, lee el Pistis Sophia. 
Si te queda tiempo, conoce el Evangelio de María Magdalena.
¿Es Verónica la vera icona: María Magdalena, la del paño sagrado?