miércoles, 7 de octubre de 2009

Robert Graves, La diosa blanca

Dedico este fragmento a la cena entrañable de ayer. Fui una afortunada comensal de Pau Riba, Joan Vinuesa, Miquel de Palol, David Castillo, Daniel Busquets y una mujer enigmática de cabello gris cuyo nombre de pila es el mismo que el mío. Hablamos de poesía y revelación, y entonces me aconsejaron la lectura de este libro de Graves...

"«¿Cuál es la utilidad o la función de la poesía en la actualidad?» es una pregunta no menos acerba porque la hagan con insolencia tantos estúpidos o la respondan con apologías tantos tontos. La función de la poesía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la mezcla de exaltación y de horror que su presencia suscita. ¿Pero «en la actualidad»? La función y la utilidad siguen siendo las mismas; sólo la aplicación ha cambiado. Esta era en un tiempo una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante la obediencia a los deseos del ama de casa; ahora es un recordatorio de que no ha tenido en cuenta la advertencia, ha trastornado la casa con sus caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria, y se ha arruinado a sí mismo y a su familia. La «actual» es una civilización en la que son deshonrados los principales emblemas de la poesía. En la que la serpiente, el león y el águila, corresponden a la carpa del circo; el buey, el salmón y el jabalí a la fábrica de conservas; el caballo de carrera y el lebrel a las pistas de apuestas; y el bosquecillo sagrado al aserradero. En la que la Luna es menospreciada como un apagado satélite de la Tierra y la mujer considerada como «personal auxiliar del Estado». En la que el dinero puede comprar casi todo menos la verdad y a casi todos menos al poeta poseído por la verdad. Decid, si queréis, que soy la zorra que ha perdido el rabo; no soy sirviente de nadie y he decidido vivir en las afueras de una aldea montañesa de Mallorca, católica pero anticlerical, donde la vida se rige todavía por el viejo ciclo agrícola. Sin mi rabo, o sea sin mi contacto con la civilización urbana, todo lo que escribo tiene que ser leído perversa e impertinentemente por aquellos de vosotros que estáis todavía engranados a la maquinaria industrial, ya sea directamente, en calidad de obreros, administradores, comerciantes o anunciantes, o ya indirectamente, en calidad de funcionarios públicos, editores, periodistas, maestros de escuela o empleados de una corporación de radiotelefonía. Si sois poetas, os daréis cuenta de que la aceptación de mi tesis histórica os compromete a una confesión de deslealtad que estaréis poco dispuestos a hacer; elegisteis vuestras tareas porque prometían proporcionaros un ingreso seguro y tiempo para prestar a la Diosa que adoráis un valioso servicio de media jornada. Preguntaréis quién soy yo para advertiros que ella exige un servicio de jornada completa o ninguno absolutamente. ¿Y acaso os sugiero que renunciéis a vuestras tareas y, por falta de capital suficiente, os establezcáis como pequeños arrendatarios u os convirtáis en pastores románticos -como hizo Don Quijote cuando no pudo ponerse de acuerdo con el mundo moderno- en remotas granjas no mecanizadas? No, mi falta de rabo me impide hacer cualquier sugerencia práctica. Sólo me atrevo a hacer una exposición histórica del problema; no me interesa cómo os las arregláis con la Diosa. Ni siquiera sé si sois serios en vuestra profesión poética."

5 comentarios:

Performance dijo...

Faltaron a esa cena el gran Jesús Lizano, Enric Cassasses y Eduard Escoffet. Hubieras tenido a todos los galácticos en tu mesa (bueno, falta alguno más)

Tu poeta dijo...

Discrepo de lo que apunta Performance. Los tres que cita no me parecen nada galácticos. En todo caso, la galática es la que escribe este blog ;)

Nada del Otro Mundo dijo...

Creo que os estáis olvidando de algo. El texto de Graves dice verdades como puños. Yo no entiendo de nombres pero sí de libros, por algo no soy nada del otro mundo.

Marçal Font dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Estoy con Nada del Otro mundo.