martes, 1 de marzo de 2011

Desdespiste (reflexiones sobre el orden)


{Foto de Achiss]

despistado
, da.
(Del part. de despistar).
1. adj. Desorientado, distraído, que no se da cuenta de lo que ocurre a su alrededor.


Nunca había buscado esta palabra en el diccionario. A fuerza de oírla, se fosilizó junto a mi nombre de pila ficticio.

Pero, ¡ay! Nada dura eternamente. Hay que morir alguna vez; morir para morir dos, tres, infinitas veces; morir y renacer, como la materia del universo; morir y recombinarse.
Ayer no escribí porque estuve viviendo. No viví el amor de un amante; no viví la euforia de un artista o de un dionisíaco. Ayer estuve aprendiendo a ordenar los objetos que me rodean. Aquellos que me asesinaban de niña-sola-rara, aquellos que perdía o descolocaba y que me bautizaron como “despistada”.
El despiste puede resultar algo encantador si se analiza externamente. Sin embargo, el despiste va asociado al desorden, el desorden inhabitable.
Pero todo tiene un fin, un fin acrobático, desteñido, desdespistado.
Conseguir una armonía doméstica suele proveernos de una pulcritud intelectual necesaria para acometer grandes obras.
El ritual del orden consiste en encontrar una posición armónica de los objetos que facilite la asociación de ideas, la chispa analógica, la comprobación de aquello que no funciona y la eliminación o reparación de los elementos desestabilizadores del sistema. Ordenarse por dentro y por fuera está correlacionado. Ordenar y limpiar van asociados. Uno se desprende de la basura mientras ordena, o la recicla.
Ordenar posibilita la analogía en el futuro. Un orden adecuado, un contexto adecuado, posibilita que algo deje de ser basura y se convierta en un objeto útil y bello.
Los pensamientos se parecen a los objetos, ocupan un lugar real en el mundo y deben estar expuestos en armonía. Cuantas más ideas desordenadas, más confusión, ergo...
Otro apunte: pero nunca diría que un bosque sea desordenado. Hasta los pétalos de las flores dependen de la escala de Fibonacci. La inteligencia genera belleza en todo. Hasta el cabello enmarañado por el viento es hermoso. Eso quiere decir que la Naturaleza no se despista ni es desordenada...¿os imagináis una nube que se olvidara de llover, o una primavera que se quedara dormida en el invierno?

4 comentarios:

Marçal Font dijo...

I així, la María, em salva d¡un extrany atac d'insomni i em dóna el final de la novel·la. Increïble. Vida... Un petó chula.

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

:-) Jejeje, me alegro de que el blog pueda ayudarte donde yo no alcanzo. Por eso la escritura está por encima de mí misma. Un besazo, chulo.

Marçal Font dijo...

Tú estás por encima de todo tu arte, no lo dudes.

Marçal Font dijo...

Teoría de los estados o de las estructuras disipativas de Prigogine.
;-)