viernes, 25 de marzo de 2011

Spleen o la vieja historia de la culpa

Sí, hace tiempo que no escribo por aquí. Quise un barbecho, intenté callar a no ser que fuera estrictamente necesario, quise pasear y admirar la primavera anoréxica de la ciudad, sus antros llenos de genitales implantados en zombis de bliblís y blablás. Hoy, en plena abstemia, haciendo acrobacias para no caer en ese agujero negro del tedio, me pregunto cómo conseguir que la gata deje de mearse en mi cama -el universo hoy huele a meado felino- y cómo mitigar el ancestral sentimiento de culpa.

- ¿Culpa?

Sí. Culpa de no saber apreciar hoy la belleza de una nube, el mérito de una flor que explota en el alféizar de la ventana, culpa de no saber bailar acompañada, de ensoledarme en mis gelatinosas paredes imaginantes. Culpa de no decir bien, de reír no del todo, de no del todo aposentarme en el presente que susurra a Fausto, culpa de las diabliposas, de los cigarrillos incinerados en mi respiración, de...no estar enamorada aún de nada, de no amar detrás de cada gesto pese a la voluntad de desearlo con pensamientos que piden prestada una voz al huracán.

Un sinfín de sentimientos barroquizados, de lavadoras por poner. Quisiera que mi mente se desnudara y pudiera limpiarse en alguna fuente de agua clara. Quisiera que los vecinos se olvidaran de mí, que el corazón cantara con dulzura y subir el volumen y sólo escuchar eso, nada más, sólo eso.

4 comentarios:

Alena dijo...

Me gusta mucho tu blog! Te sigo!
Pásate por el mío algún día!
Muchas gracias!

http://vertidodepalabras.blogspot.com/

nickmazziu dijo...

Sabiendo lo que quieres, sabiendo lo que sientes, sabiendo lo que odias y sabiendo lo que te disgusta, quizá, ahora, tienes la respuesta que te hará que te engrandezcas.

Con un poema me definiste muy bien el día de mi boda, y quiero que te apliques estos análisis tan bellos y realistas a tí misma, para buscar el camino que quieres y necesitas.

Como me dijo un buen amigo antes de despedir su amistad, equivócate todo lo que puedas. Qué razón tenía porque ahora sé cuál es mi camino.

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

:-) Te quiero, hermanick!

Anónimo dijo...

Empecé leyendo esta entrada con una sonrisa en la boca. La termino pensando seriamente en todo y en nada.
En todo porque de pronto me asaltaron todos los eventos y pensamientos de estos días. Sí, como si mi mente de verdad fuese capaz de encerrar todo lo vivido en un instante.
En nada porque de algún modo incierto, hiciste que me acordara que yo también siento culpa.
Culpa por no disfrutar de la lluvia que acaricia mi ventana y que parece susurrarme para que la acompañe en viajes a otros rumbos, rumbos que quizá me vendrían bien.
Culpa de olvidarme de vivir, o más bien, de olvidarme de vivir viviendo. A veces siento que sólo existo, como cualquier otro ente.
Por todo eso, le subiré el volumen a mi corazón. Tal vez, te pueda acompañar, aunque no seamos conocidas.
Gracias. Yo creo que estaré paseándome por tus rumbos de vez en vez.