jueves, 11 de octubre de 2007

Ladrona de lo que parece no existir


Una vez él me dijo que no tenía secretos.

- Todo el mundo tiene secretos. - pensé.

[Pueden ser pequeños y triviales -pecadillos de juventud como fumar a escondidas o escribirse cartas de amor a uno mismo- o enormes, vertiginosos, tan inconfesables que morderán la tumba y serán pasto del alzhéimer más devastador.]

- No. Yo no tengo ninguno de esos secretos.

Y entonces.

Por eso decidí coleccionarlos. Zambullirme en el mundo y preguntar sin preguntar, allanar la morada de otras conciencias. Prostituir la opinión y enhebrar la confianza a fin de rellenar un álbum con nombres y acciones secretas. Ése sería mi regalo, una colección de secretos ajenos para el hombre más transparente de la tierra.

Los buscaría y los fabricaría a fin de que él pudiera erigirse soberano de aquello que nadie -o casi nadie- conoce, de aquello que, en efecto, parece no existir.

2 comentarios:

nickmazziu dijo...

Tener secretos es la intimidad que nos queda en este mundo! Estamos en una sociedad que no sabe afrontar la verdad sin lastimar a nadie!

gabriel moreno dijo...

silence... for the weary, absent-minded witch will reveal her little secret.. el pez dorado, si el pequeño pez dorado, si el pequeño pez dorado en el aquario es lo único interesante de esta universidad