lunes, 8 de junio de 2009

(Per)verso


Toco las estrellas con el verso que nadie dejó que escribiera. Éste permanece en mi memoria. Agua los ojos y desenfoca los miedos que huyen asustados de sus formas ahumadas.

Ese verso inédito me encontró un día tumbada en una hamaca, y me dijo:


- Cuando me escribas, toda la humanidad sonreirá a la vez, la luna se acercará a la tierra diez centímetros y un niño sin padres aprenderá a pronunciar su nombre.

- Lástima que no tenga papel y pluma a mano. – le respondí.- Estoy demasiado meditabunda como para moverme.

- Cuando me escribas –insistió-, seré como una fórmula mágica, un círculo protector que hará que no te coma ninguna bestia de la selva.

-¡Yo no paseo por la selva, querido verso! – le reproché, irónica.

- Los versos no solemos ser literales –contestó. – Quizá la ciudad en que te mueves ya sea una selva. ¿Recuerdas cómo empieza la Comedia de Dante?


No le hice caso. Continué inmiscuida en mis asuntos personales y se desvaneció a medida que volaban nuevos pensamientos. Me estaba preguntando cómo podría encontrar un nuevo trabajo, qué debería hacer para tener un cabello más sano, cómo educar a mi hijo, qué regalarle a mi pareja por su cumpleaños.

Pasaron las horas. Cené y me fui a la cama.

Por la noche, el verso se me apareció en sueños y lo apunté en un cuaderno onírico para no olvidarlo. Lástima que no pudiera leerlo al despertar.

Eran las ocho. Preparé el desayuno para Sàgar, le vestí y le llevé a la guardería. El verso volvió a mi cabeza cuando el semáforo estaba en verde, pero yo me centré en cruzar la calle y, cuando ya
había llegado a la acera de enfrente, se me olvidó por completo su ritmo exacto, si bien recordaba vagamente su significado. Era una embriagadora vuelta de tuerca. Expresaba un nosequé de manera muy elocuente y peligrosa para la cordura. Era una locura lúcida. Generaba amor y vértigo instantáneo.

Llegué a casa. Me senté frente al ordenador.

- Ven aquí, verso, ahora sí que deseo escribirte.

Entonces vino hasta mí como una mariposa de fuego. Era tan hermoso que me tembló el pulso.

- No puedo. Eres demasiado para mí. Si te escribo, creerán que soy una bruja y me quemarán viva o me meterán en la cárcel.

- Entonces, seré el verso que nadie dejó que escribieras. Seré el verso que tú nunca te dejaste escribir.


- Es quizá el secreto más grande que jamás he llegado a coleccionar. –le respondí.- Pero nunca te diré a nadie.

Lo pronuncié una vez en voz alta y se metió en mi propio oído, donde se ha quedado dormido como el genio de una lámpara maravillosa.

8 comentarios:

rubén m. dijo...

Muy bonito! me ha recordado a las parábolas de Khali Gibran, y a aquella anécdota de Colleridge, ese poema que se le apareció en los sueños del opio y del que sólo recató un trozo...

Yo no podría quedarme el verso para mí, sería un traidor.

besos

Nada del Otro Mundo dijo...

Sí, algo de razón tiene Rubén. El texto es brutal: ¡eres una traidora! ;P ¡Quiero ese verso ya! ¡En el post siguiente!

Supongo que lo que hace grande ese "verso que nadie dejó que escribieras" es que se describe inefable y la imaginación del lector opera elucubrando sobre cómo puede ser de increíble.

Te has lucido, como de costumbre. A tus pies, señora Maga.

Leo dijo...

Lástima, casi pude oirlo también y vine a buscarlo...

¡¡¡IMPRESIONANTE!!!

Un saludo

Anónimo dijo...

El ladrón de secretos ese día dió su gran golpe. Pegado a la pared de al lado fue testigo de la única representación a viva voz de ese verso. Su problema es que ahora no puede sacarlo al mercado negro. Perdería el privilegio de ser su único espectador.

nickmazziu dijo...

Es tan bello como vivir atrapado en nuestra canciòn preferida.

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

¡Mmm...parece que acaba de dar señales de vida el dichoso ladrón! ¡Me las pagarás muy caras! Sé que me has robado ya algunos secretos, pero te sigo la pista, y pronto coleccionaré alguno de los tuyos, el más inconfesable ;)

(Pero gracias por no vender ese verso en el mercado negro. Seguro que tú también notaste que estaba más allá de todo lo que puede comprarse con dinero.)

Therfer dijo...

Y sin embargo, sin querer, ya lo has pronunciado.

rubén m. dijo...

Hay gente que ha vendido su alma en E-bay. No es coña!