sábado, 16 de octubre de 2010

Un animalillo sensible

- No me gustan tus poemas serios. En cambio, me encantan aquellos en los que apareces como un animalillo sensible en medio de circunstancias extrañas. Esos me hacen reír. ¿Quieres azúcar?
- No suelo tomarla últimamente. Estoy aprendiendo a gozar de la amargura.

(Carcajadas)

- ¿Y qué pasa cuando te echan de casa y te sientes de nuevo con una mano delante y otra detrás?
- Ah, eso es fabuloso. El cuerpo se convierte en un dinámico hostal. Eres tan libre que duele ver todo el friso de mentes que piensan en cómo pagarse los ladrillos. Desde que me marché, me han regalado un nuevo sombrero, un zurrón lleno de imperdibles y dos piedras mágicas. No puedo quejarme.
- ¿Cómo puede ser?¿Te has inventado un cuento?
-Mi consigna: sé generosa. Regalo balcones abiertos mientras miro. Hoy he deambulado con un secreto en la boca envuelto con una sonrisa.
- ¿Y qué ha pasado?
- Que una vieja chocha, la más cascarrabias y bruja, me alquila una choza barateja en primera línea de mar porque esa sonrisa mía huele demasiado a sal y dice que tengo buen corazón.
- Estarás muy a gusto en ese nuevo hogar.
- No me tires de la lengua, tunante. Con ese montón de sal, erigiré un imperio. Me bañaré en mi madre, que ríe y llora mientras mira esa tragedia absurda de la humanidad.
- Por eso escoges escribir en un sábado noche.
- La soledad es mi mejor chaqueta.
- Desde luego, pero...
- Mis noches serán para la musa y el daimon.

2 comentarios:

Gemma dijo...

No te creas, los solitarios que escriben los sábados por la noche somos ya legión.

nickmazziu dijo...

Quizá todo se basa en la preocupación de nosotros mismos. Dejamos de ser médicos del principal organismo a curar y prevenir: el nuestro. Si no te ayudas a tí, tendrás fuerzas para ayudar a los demás? curémonos todos, cumplamos nuestros sueños, tal vez podamos ayudarte después a cumplir los tuyos.

Muchas veces voy a la montaña y me pierdo por caminos mal señalados. Lo pasamos mal, nos da rabia y pereza deshacer el camino realizado para asegurar la vuelta, se nos acaba el agua y los víveres, tenemos cansancio y algún dolor muscular. Cuando encuentras una fuente perdida de agua fresca, te das cuenta que las hipotecas no existen, la moral desaparece y las metas son un camino mental que se reduce a la salud y tu integridad física.

Un buen padre me dijo, sé un superhéroe: logra apartar los problemas de tu mente a un lado.