lunes, 20 de diciembre de 2010

El tiempo se muere sin viajes

Fingir la propia muerte, morir y reencarnarse en otro. Imaginar algo nuevo posible, y después aprender cómo funciona ese algo nuevo posible. Ahi estoy, y cae en mis manos un librito de Richard Bolelavsky: La formación del actor. Madrid: Editorial La Avispa, 2005.

Las consignas son las siguientes:

DOMINIO DEL CUERPO: "Una hora y media diaria de los siguientes ejercicios: gimnasia y gimnasia rítmica, danza clásica e interpretativa, esgrima, toda clase de ejercicios respiratorios, ejercicios de impostación de la voz, dicción, canto, pantomima y maquillaje. Una hora y media diaria durante dos años, con una práctica constante (...) hará un actor digno de contemplar.

CULTURA: La segunda parte de esta educación es intelectual, cultural. Uno puede discutir a Shakespeare, Molière, Goethe y Calderón sólo con un actor culto que sabe qué es lo que representan estos hombres y qué es lo que se ha hecho en los teatros del mundo para representar sus obras. Yo necesito un actor que conozca la literatura mundial y que sepa ver la diferencia entre el Romanticismo alemán y el francés. Necesito un actor que sepa la historia de la pintura, la escultura y la música; que sepa distinguir al menos aproximadamente el estilo de cada periodo y la individualidad de cada pintor. Necesito un actor que tenga una idea lo suficientemente clara de la psicología del movimiento, del psicoanálisis, de la expresión de la emoción y de la lógica del sentimiento. Necesito un actor que sepa algo de la anatomía del cuerpo humano, como también de las grandes obras de la escultura. Todos estos conocimientos son necesarios porque el actor entra en contacto con ellos y tiene que trabajar con ellos en escena. Este entrenamiento intelectual formará un actor que podrá representar una gran variedad de papeles.

CONCENTRACIÓN ESPIRITUAL EN LAS EMOCIONES: La tercera parte de la educación (...) es el entrenamiento del alma -el factor más importante de la acción dramática-. Un actor no puede existir sin un alma lo suficientemente desarrollada como para ser capaz de llevar a cabo a la primera orden de la voluntad, toda acción y cambio estipulado. En otras palabras, el actor debe tener un alma capaz de vivir a través de cualquier situación exigida por el autor. No existe ningún gran actor sin un alma así. Desafortunadamente, ésta se adquiere por medio de un arduo y largo trabajo a expensas del tiempo y la experiencia, y a través de series de papeles experimentales. El trabajo para esto consiste en las siguientes facultades: completa posesión de los cinco sentidos en varias situaciones imaginables, desarrollo de la memoria del sentimiento, memoria de inspiración o penetración, memoria de la imaginación y, por último, memoria visual."


No está mal, ¿eh?

Según el buen Stalivnasky - Bolelavsky fue su discípulo- hay que bucear en el piélago de las emociones humanas, el inconsciente colectivo, para pescar un sentimiento cualquiera de lunes por la tarde.

Maga Despistada no sabe si es o no actriz, pero se disciplina en todos los ámbitos de la existencia. Tener algo que aprender es una droga dura que le hace sonreír. El tiempo se muere sin viajes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dudo que se pueda uno disciplinar en todos los ámbitos: ¡la disciplina en unos es indisciplina en otros!