Es extraño. De golpe, una se ve sin tabaco, un bebé dormido que se despertará a las ocho, la una y media de la noche y unas ganas tremendas de fumarse un pitillo sin la posibilidad de salir fuera. Y esto no es nada. He cogido unos restos de vino avinagrado de la nevera y le voy dando lingotazos, ¡qué desesperación!, entiendo a esos tipos que bebían colonia durante la ley seca.
Por suerte, escribir es esa cosa que ha conseguido que yo no esté bajo tierra o me haya convertido en una yonki. ¿Os parece radical? ¡Qué va! Es sumamente fácil quitarse de en medio. ¿Qué queréis que os diga? Podría deciros blabla y poner nombres raros de florecitas que nadie huele, pero la putada es que es tremendamente fácil quitarse de en medio. O que nos quiten.
Hace un par de días se soltó un remolque de un coche que atropelló a una tipa de mi edad en un sitio por el que paso un millón de veces al día. Le tocó la lotería a la pobre desgraciada.
Vale. Tenéis razón. Por suerte escribir no es lo único que ha conseguido que yo no esté bajo tierra. Hay más razones. ¿Qué hay del dulce sueño de esa criatura? Nuestras tardes juntos cada vez son más salvajes. Tengo conversaciones con él como si nuestra vida fuera una ópera. Le hablo cantando y se parte la caja. Hoy he saltado con él en la cama. Los niños no son ninguna responsabilidad, es un gran alivio y descanso entregarse a los juegos de los locos bajitos sin tregua.
Vale, ahora entras en la fase "mazapán". ¿Diré que estoy contenta?
Hoy he quedado para comer con mi padre. Cuando lo he visto, me ha dicho:
- No sé qué me pasa contigo. Antes nos peleábamos muchísimo y ahora, cada vez que te veo, me relajas un montón, es como si me hubiera tomado tres tilas.
Pero cuando uno es demasiado feliz, hay una especie de válvula que dice "te vas a volver loca, no vas a ser capaz de argumentárselo a nadie. Te tacharán de inmoral."
No tengo ni puta idea de por qué me siento feliz ahora mismo si tenía ganas de fumar y no tengo tabaco y le estoy dando lingotazos a una botella de vino que sabe a vinagre y son casi las dos de la mañana y...
Pero que dure mucho.
Por suerte, escribir es esa cosa que ha conseguido que yo no esté bajo tierra o me haya convertido en una yonki. ¿Os parece radical? ¡Qué va! Es sumamente fácil quitarse de en medio. ¿Qué queréis que os diga? Podría deciros blabla y poner nombres raros de florecitas que nadie huele, pero la putada es que es tremendamente fácil quitarse de en medio. O que nos quiten.
Hace un par de días se soltó un remolque de un coche que atropelló a una tipa de mi edad en un sitio por el que paso un millón de veces al día. Le tocó la lotería a la pobre desgraciada.
Vale. Tenéis razón. Por suerte escribir no es lo único que ha conseguido que yo no esté bajo tierra. Hay más razones. ¿Qué hay del dulce sueño de esa criatura? Nuestras tardes juntos cada vez son más salvajes. Tengo conversaciones con él como si nuestra vida fuera una ópera. Le hablo cantando y se parte la caja. Hoy he saltado con él en la cama. Los niños no son ninguna responsabilidad, es un gran alivio y descanso entregarse a los juegos de los locos bajitos sin tregua.
Vale, ahora entras en la fase "mazapán". ¿Diré que estoy contenta?
Hoy he quedado para comer con mi padre. Cuando lo he visto, me ha dicho:
- No sé qué me pasa contigo. Antes nos peleábamos muchísimo y ahora, cada vez que te veo, me relajas un montón, es como si me hubiera tomado tres tilas.
Pero cuando uno es demasiado feliz, hay una especie de válvula que dice "te vas a volver loca, no vas a ser capaz de argumentárselo a nadie. Te tacharán de inmoral."
No tengo ni puta idea de por qué me siento feliz ahora mismo si tenía ganas de fumar y no tengo tabaco y le estoy dando lingotazos a una botella de vino que sabe a vinagre y son casi las dos de la mañana y...
Pero que dure mucho.
3 comentarios:
Que dure siempre.
Auster decía que estar mal te mantiene alerta y sientes cierto control, pero cuando estás feliz y contento vives con inseguridad y la sensación de que te va a caer un aeroplano en la cabeza en cualquier momento.
Y lo peor es que es verdad, sales y te cae un remolque. Y quizá esa mañana estaba feliz.
Disfruta del juego y de la risa. Es lo mejor. A los poetas nos han hecho creer que hay belleza en el dolor, y la verdad es que no era para tanto.
Te quiero, Maga. Un besito.
Innes, no te lo he dicho antes, pero tengo que decírtelo aquí: yo también te quiero mucho, y estás en mi mente todas las noches de insomnio y cigarrillos ;)
Un gran honor, sí señora. :-)
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