- ¿Dígame?
- Buenas noches. Usted no me conoce.
- Y, bien...¿Quién es?
- Perdone, estoy nerviosa.
- Dígame, por favor.
- Tengo un nombre común, que casi podría escribir con minúsculas.
- ¿Y qué es lo que desea? ¿Por qué llama a estas horas de la noche? Estaba a punto de acostarme.
- ¿Vive usted solo?
- ...
- Sí... ¿Quién es?
- Perdone... No cuelgue, por favor.
- ...¡Quién es!
- No cuelgue, por favor...
- No sé por qué no debería hacerlo. Mañana madrugo, ¿sabe?
- Verá... Si he hecho esta locura de llamarle es porque intuyo que moriré pronto. He marcado su número de teléfono al azar, pensando que respondería alguien que no puede dolerme, con el que jamás me he cruzado en la vida. Si usted hace el favor de escucharme, puedo pagarle lo que sea. Tengo ahorrado muchísimo dinero...
- ¡Pero son las doce de la noche! ¡Y mañana he de ir a trabajar! ¿Qué clase de locura es ésta?
- Siento haberle molestado. Buenas noches.
- Buenas noches.
-...
- ¿Sí?
- No me conoce. Le llamo porque me siento muy sola y he marcado su número al azar para poder hablar con alguien.
- ¿No tienes amigos?
- No lo sé.
- ¿Sabes qué horas son?
- Sí, y un hombre al que he llamado antes que a usted me ha colgado el teléfono. Entiendo que nadie tenga tiempo para mí a estas horas de la noche.
- Me alegro de que lo comprendas. Una ya tiene suficiente con sus propios problemas. Pero tranquilízate un poco. Seguro que no es tan grave.
- Seguramente...
- Lo siento, pero tengo que colgar.
- Está bien.
-...
- ¿Diga?
- Hola, buenas noches.
- Buenas noches.
- ¿Con quién hablo?
- ¿Quién es?
- Verá, usted no me conoce...
- ...
- ¿Sí?
- No me conoce. Le llamo porque me siento muy sola y he marcado su número al azar para poder hablar con alguien.
- ¿No tienes amigos?
- No lo sé.
- ¿Sabes qué horas son?
- Sí, y un hombre al que he llamado antes que a usted me ha colgado el teléfono. Entiendo que nadie tenga tiempo para mí a estas horas de la noche.
- Me alegro de que lo comprendas. Una ya tiene suficiente con sus propios problemas. Pero tranquilízate un poco. Seguro que no es tan grave.
- Seguramente...
- Lo siento, pero tengo que colgar.
- Está bien.
-...
- ¿Diga?
- Hola, buenas noches.
- Buenas noches.
- ¿Con quién hablo?
- ¿Quién es?
- Verá, usted no me conoce...
- ...
Por aquel entonces, no servía de nada creer en la bondad de los desconocidos.
4 comentarios:
Llamar por teléfono al azar es creer en la bondad del desconocido "genérico". Creo que Blanche Dubois confiaba en una especie específica, en realidad en el tacto de los desconocidos, algo irremplazable por el cable o la relación a distancia. A menudo pienso que lo que necesitamos fervientemente es el contacto físico ajeno, el abrazo del que no conoce.
Yo creo en la bondad del desconocido... a veces mucho mayor que la de las personas que tenemos cerca.
En alguna de esas llamadas, alguien dará más importancia a la desesperación del que necesita hacer eso que a unos pocos minutos de su tiempo.
Un abrazo.
Yo suelo entablar conversaciones interesantes con desconocidos, me gustan especialmente los ancianos solitarios que te asaltan en cualquier banco del parque o las amas de casa adictas al mercado... lo del teléfono no lo probé nunca
Besos Maguita, ya estoy en Barna de nuevo,
Lilith
Llamar a alguien durmiendo a altas horas de la noche es llamar a alguien conocido. Pensar lo contrario es candidez.
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