- ¿Laho, moco tasés?
- Enbi, ¿y tú?
- Enbi entambi.
Ése era nuestro código de niñas traviesas, cuando jurábamos a la intemperie de Mowglis salvajes que jamás nadie pianiaría nuestras médulas, que seríamos valkirias seguras de sus planetas fanáticos. Pero, ¿qué falló, mi querida perdida? Un deshollinador de Blake nos llevó por los tejados más altos del mundo, y entonces deseamos fundirnos con la constelación de Orión.
1 comentario:
Así que os embaucaron unos deshollinadores...
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