lunes, 28 de octubre de 2013

Más historias sobre la Princesa Wu Wei y el Pirata TAZ

El mar me explica otra vez la antigua historia de la Princesa Wu Wei y del Pirata TAZ.

Ella era agorafóbica por fuera y claustrofóbica por dentro.
Él era claustrofóbico por dentro y agorafóbico por fuera.

Ella era silenciosa y ausente. Ocultaba un misterio magnético, pero los demás podían sentirse saciados con sólo contemplarla.
La princesa Wu Wei miraba el sensual transcurrir del cosmos.
Su contemplación embellecía todos los paisajes.

Él era como un pájaro cantor y solía llamar la atención. Se exponía como un guerrero fogoso y sobre su piel se extendían las caricias y cicatrices de una vida osada e intesa, fraguada en la aventura.
El pirata TAZ surcaba mares y cielos embebido por la imaginación creativa y un enfebrecido idealismo.
Su actividad embellecía todos los paisajes.

Un día, el pirata TAZ se adentró en una noche oscura y encontró el diamante más bello de la creación: el corazón de la princesa Wu Wei. Lo llevó al tasador más sabio del planeta. El tasador dijo:
- Este corazón vale más que el oro y que todas las riquezas terrenas. Este corazón vale tanto como pasar un día en todos los rincones del universo a la vez.
- ¿Un día, solo?
- Es imposible gozar más sin sacrificar tu forma. De lo contrario, te castigan los dioses.
- ¿De qué clase de castigo se trata?
- Los dioses te harán creer que nada es realidad, sino un sueño que al alba se hace añicos. Y después tu alma vagará por el mundo sin consuelo, otra vez separada, con el estigma de todos los errantes que fueron expulsados del paraíso... ¿Aún quieres ese diamante?

El pirata TAZ cierra su mano en un puño y después la abre.
- No quiero ese diamante, sólo lo amo. Ese diamante no ha de tener dueño. Me consuela saber que existe. Imaginaré que ese diamante está dentro de mí, y en todas partes encontraré destellos de su brillo incandescente y cantaré a la humanidad con acción y palabra la celebración de su belleza inmortal.

El tasador sonrió y dijo:
- ¿Diamante? ¿Qué diamante?

Y, como el agua que se escurre entre los dedos, el pirata TAZ expiró, sabiendo que ese diamante ya había cambiado de forma, en la siguiente historia.  

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