viernes, 13 de febrero de 2009

El rapto de la Melancolía


Munch, Melancolía (1894-1895)


La Melancolía puede asaltarnos de golpe. Un día te sorprendes con la mirada perdida, el contexto se vuelve borroso. Las formas se desenfocan. Entonces, aparece ese forastero con gabardina negra hasta los tobillos y mitones de cuero. Se sienta en la silla vacía que tienes al lado, y te dice:


- No sabes lo que te pasa.


- A lo mejor estoy cansada.


- No, no es eso.


- Es verdad, no es eso. No estoy cansada. Quizá he soñado demasiado y la realidad no se corresponde.


- No creo. La realidad te ha demostrado con creces que tú eres quien le pone los límites. Si tú escarbas, ella se deja. Ella hizo un pacto contigo, y un día te reveló el secreto de su simetría.


- Exacto. ¿Y por qué tengo esta tristeza enganchada en los huesos?


- A veces, la poesía de las cosas puede ponerte triste. La belleza pone triste porque es tremendamente frágil.

6 comentarios:

Tu poeta dijo...

La melancolía es el estado natural de los poetas, me parece a mí. Sácale partido a vuestras conversaciones. La belleza es frágil, pero a la vez uno se consuela pensando que la flor marchita será reemplazada por otra en la próxima primavera. Siempre existirá belleza, estemos o no para contemplarla.

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

a veces pienso en cómo le influye la serotonina, pero para ese entonces, la oxitocina ya le ha borrado el rastro

somos quimicefas andantes

Myriam M dijo...

A veces es la poesía de la vida la que nos pone tristes... ando terriblemente melancólica también...

gracias por la visita de ayer, he decidido escribir un poco sobre el dolor, echa un vistazo a mi blog

ah y te quiero "magancólica" o feliz, lo mismo me da

besos

Lilith

Mawwulisa dijo...

Me alegro que tras tu llamada de urgencia,
acudieran a tu melancolía más fieles seguidores.
Escribe, empero, con independencia,
del humo, el ánimo y los amores.
No me mata el tabaco,
pero me mata el eco repetido,
el vacío,
el siempre lo mismo.

Myriam M dijo...

Ah que se me olvidaba, hoy volviendo del fisio en el taxi vi una farola de la que colgaban una ristra de zapatos fluorescentes de varios colores... perfecto para curar dolores y melancolías... me arrancó una sonrisa y lo cierto es que pensé en que te gustaría verlos a ver si recuerdo dónde estaban

Marçal Font dijo...

Aleixandre diría: de acuerdo, pero la poesía no es cuestión de belleza, es cuestión de comunicación. -"Basta, tristeza, basta, basta, basta"-. Ésta es más frágil todavía.

Yo también he pasado el día un tanto enmimismado. ;-)