jueves, 5 de marzo de 2009

El sueño de la muerte


Material literario para cualquier grupo de duelo. Empezaremos con un fragmento del Sueño de la muerte de Quevedo:



En esto entró una que parecía mujer, muy galana y llena de coronas, cetros, hoces, abarcas, chapines, tiaras, caperuzas, mitras, monteras, brocados, pellejos, seda, oro, garrotes, diamantes, serones, perlas y guijarros. Un ojo abierto y otro cerrado, vestida y desnuda de todas colores; por el un lado era moza y por el otro era vieja; unas veces venía despacio y otras aprisa; parecía que estaba lejos y estaba cerca, y cuando pensé que empezaba a entrar estaba ya a mi cabecera. Yo me quedé como hombre que le preguntan qué es cosi y cosa, viendo tan extraño ajuar y tan desbaratada compostura. No me espantó; suspendióme, y no sin risa, porque bien mirado era figura donosa. Preguntéle quién era y díjome:


-La Muerte.

-¿La Muerte?

Quedé pasmado, y apenas abrigué en el corazón algún aliento para respirar, y muy torpe de lengua, dando trasijos con las razones, la dije:

-¿Pues a qué vienes?

-Por ti -dijo.

-¡Jesús mil veces! Muérome, según eso.

-No te mueres-dijo ella-. Vivo has de venir conmigo a hacer una visita a los difunctos, que pues han venido tantos muertos a los vivos, razón será que vaya un vivo a los muertos y que los muertos sean oídos. ¿Has oído decir que yo ejecuto sin embargo? Alto; ven conmigo.

Perdido de miedo le dije:

-¿No me dejarás vestir?

-No es menester -respondió-, que conmigo nadie va vestido, ni soy embarazosa. Yo traigo los trastos de todos, porque vayan más ligeros.

Fui con ella donde me guiaba, que no sabré decir por dónde, según iba poseído del espanto. En el camino la dije:

-Yo no veo señas de la muerte, porque a ella nos la pintan unos huesos descarnados con su guadaña.

Paróse y respondió:

-Eso no es la muerte, sino los muertos o lo que queda de los vivos. Esos huesos son el dibujo sobre que se labra el cuerpo del hombre; la muerte no la conocéis, y sois vosotros mismos vuestra muerte, tiene la cara de cada uno de vosotros y todos sois muertes de vosotros mismos; la calavera es el muerto y la cara es la muerte y lo que llamáis morir es acabar de morir y lo que llamáis nacer es empezar a morir y lo que llamáis vivir es morir viviendo, y los huesos es lo que de vosotros deja la muerte y lo que le sobra a la sepultura. Si esto entendiérades así, cada uno de vosotros estuviera mirando en sí su muerte cada día y la ajena en el otro, y viérades que todas vuestras casas están llenas della y que en vuestro lugar hay tantas muertes como personas, y no la estuviérades aguardando, sino acompañándola y disponiéndola. Pensáis que es huesos la muerte y que hasta que veáis venir la calavera y la guadaña no hay muerte para vosotros, y primero sois calavera y huesos que creáis que lo podéis ser.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo hace un tiempo perdí a mi hija, y no sabes lo que me alegra encontrar textos como estos en internet. Muchos sufrimos por el duelo y es dificil salir.

Mawwulisa dijo...

Y un deseo:

Que la muerte me coja leyéndola.

nickmazziu dijo...

Lo que es difícil saber es:

1. Cuando uno muere va al cielo o al infierno metafísico como llevan vendiéndonos las religiones durante siglos?.

2. La vida, es un estado evolutivo de la materia (Oparin). Cuando morimos nuestra materia se esparce con la demás materia integrándose en demás organismos, convirtiéndose en materia interte. Es el fin? o el ciclo de los elementos nos permite volver a formar nuevas células y, existe la certeza bastante improvable, pero no imposible, de volver a ser "yo"? A partir de mi cuerpo pueden formarse otros seres combinados con otros? Esperamos la nada?

3. Nuestro "yo" es un campo energético eléctrico (espíritu) que ocupa un cuerpo material manteniéndolo en armonía. Cuando morimos entramos en un stand by, pasando al resto de la materia, esperando la oportunidad de una nueva vida.

Hay más hipótesis sobre qué ocurre con nosotros cuando morimos (este tema da para muchas creencias), pero yo creo que al igual que "nos despertamos" un día conscientemente en este mundo, volveremos a despertarnos en un animal que tenga consciencia, como la especie humana,cuando nos toque otra lotería. Eso sí, con el "reset" activado de no saber que aquí ya estuvimos una vez o como nos fue siendo un campo eléctrico perdido por el mundo...o quien sabe, en otro mundo si la gravedad nos deja escapar...

La gente evita hablar mucho de eso, por el "mal rollo", pero a mi no me desagrada, como dice el anómimo, por pérdidas de seres queridos queremos saber más (sin llegar a morir de momento claro) sobre el tema.

un abrazo

Anónimo dijo...

Es curioso como el punto de vista de un biólogo no es del todo incompatible con el teológico. Lo que está claro es que, suceda lo que suceda, el hecho de que nuestros átomos se dispersen por el mundo cuando morimos da qué pensar en esa fusión con el todo del que hablan muchas religiones. Pero el meollo es...¿se mantiene la conciencia? ¿y la memoria?

Se mira hacia otro lado, pero indagar en esta pregunta daría mucho más sentido a nuestras vidas

Tu poeta dijo...

De las tres hipótesis que baraja Nickmazziu tal vez me decanto más por la tercera. Pero, ¿nuestra percepción del ego es entonces una ilusión, como dicen los budistas? Da un poco de miedo pensarse fuera de uno mismo, fuera de ese cuerpo con el que se identifica...

PD: Siento mucho vuestras pérdidas de seres queridos. Todo ser humano siente esto alguna vez.

Anónimo dijo...

El quid de la cuestión es que la muerte es una cosa nuestra, no de los muertos. Lo jodío es saber qué hace uno con el muerto que se le ha quedado dentro.

Marçal Font dijo...

Loss yacía encadenado a la tierra. El abismo que le separaba de los dioses era insalvable.