Esa boca es una montaña rusa. Si usted quiere subir a ella, abróchese el cinturón de seguridad. En cuanto se ponga en marcha, contenga la respiración. La primera bajada es mortal. Descencerá por los raíles de sus miedos a doscientos kilómetros por hora. Después ascenderá por la sonrisa de júbilo, esa euforia de diosa que cree herir la luna con una bayesta (Luna sangrante como el jabalí alcanzado por la mirada de un cazador furtivo). Pero no se engañe. Esa boca asfixiada traga aire y escupe sonidos con grumos que serán dolor, nunca un poema.
***
La tristeza es una mujer gorda con ganas de ver películas. Come sin parar, con amebismo. La tristeza lleva bata y zapatillas, no quiere peinarse. La tristeza tiene tres michelines plegados cuando está sentada en un sofá trágico. Come las palomitas de la desesperación mientras se pudren las ilusiones como flores cortadas en el jarrón que yace encima de la mesa. La tristeza es esa ambición de noes húmedos que resbalan por la cara hasta crear charcos en el suelo. Una porquería que habrá de fregarse. La tristeza le ha ensuciado el piso a esa mujer gorda con ganas de ver películas.
4 comentarios:
Jajaja! qué bien lo describes. Por otro lado almenos disfrutó la morsa con sus palomitas.
Creo que el texto reafirma,
el estereotipo de mujer abnegada,
que se pasa la vida
sin hacer nada,
tragedia femenina,
de hambre canina,
remarcando, cruel,
el tema de la orondez,
como si la tristeza fuese pesadez,
física en la piel.
¿Los delgados serán más felices?mas...¡vivan los gordos!
A veces es difícil escapar del peso de tu cuerpo, vivir es caro, y se necesita mucha felicidad y energía. Si encima cada día te levantas con una mochila de 70 kilos, no es muy agradable. Entonces quedas atrapado en el bucle de la comida.
en todo caso, cuando uno está triste deforma la realidad y se ve más pesado. ¡A lo mejor esa mujer gorda pesa cincuenta kilos y está requetebuena!
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