[En la foto: el Etna y la reencarnación de Empédocles]
Colonizó conciencias con una sonrisa.
Escrutó en los ojos del criminal el amor desapegado por la flor del cactus.
Puso nombre al color que destila obcecada muerte. Le llamó: "negro brillante".
Detrás del rastro de lágrimas, la melancolía trenza ficciones sobre la mente.
Vio Amor de quita y pon, ordeñado de vísceras selectas.
Garbeó un rato, puso la pierna izquierda delante de la derecha y así, uno-dos, uno-dos, derechito al día que pasaba, pasaba, pasaba.
La noche aún no había comenzado y los adolescentes ya evocaban sus epopeyas.
La escritura se exhibía como el Etna que se revuelca con Zeus sobre una explanada.
Idilios maxilares y anacoretas.
Había palabras- ballena nadando sobre el océano del mundo. (Hay palabras-ballena que comen placton y que emigran miles de kilómetros hasta dormir acurrucadas a la sombra robusta de algún polo.)
(Hay imperdibles perdidos en el asfalto, que aguardan tu mirada distraída de cenefa al aire.)
3 comentarios:
Improperio: m. Injuria grave de palabra, especialmente la que se utiliza para echar en cara algo a alguien:
le soltó una sarta de improperios.
¡Jajajajajaja! Humor agudo y surrealista.
Genial lo de la "mirada distraída de cenefa al aire"
A veces me gustaría tener esas palabras-ballena para llegar a todo el mundo como lo haces tú. También es verdad que con una dulce sonrisa se consiguen muchas cosas, más cosas que con una verdad.
Publicar un comentario