martes, 20 de mayo de 2014

Desconecta el cordón

Estimado Hafiz,

Hoy he despertado con la firme voluntad de desconectarme de ti. Visualizo un cordón umbilical que nos conecta. Está clavado como un harpón. Al sacarlo, queda una herida, que hay que curar con un polvo de oro para que no deje cicatriz, si bien son bellas las cicatrices, ¿verdad?

Ha llegado el momento de soltar. Primero, siento pena. El deseo era el impulso motor cuando no existía lo otro. Ahora, existe lo otro. Existe la voluntad de ser libre y la responsabilidad es mayor.

Hafiz, me inspiraste tanto, fuiste mi muso. Hagamos una fiesta sabiéndolo. Celebremos que aprendí el amor en ti, y que me aceptaste como discípula.

Ha llegado el momento de salir de ti. Celebremos que ya no te necesito. Sílbame si aún me necesitas y te daré aún la prueba de mi gratitud. Pero yo no preciso nada más. Me diste ya. Gracias por todo, Hafiz.

Celebremos que se ha intuido la luz a través de la lámpara.
Despidámonos de la lámpara, porque la luz es independiente del interruptor y del objeto. La luz la llevamos dentro.

Ya sabes que no hay separación, y que nos metamorfoseamos ahora mismo en algo más bello.
Amor omnia.

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