jueves, 1 de mayo de 2014

Filosofía económica



Tras la muerte de Dios, el dinero es el rezo de los ciudadanos.
Los cajeros automáticos se han convertido en el moderno Oráculo de Delfos.

Yo pensaba que odiaba la economía.
Hoy he descubierto que amo la economía, si bien el sistema capitalista actual debe dar paso a un sistema cooperativista basado en la Economía del Don.

Actualmente, "la cultura del regalo" se vive dentro de ámbitos familiares, amistosos y cooperativos, como los C.S.O.A. y algunas comunidades solidarias por afinidad idealista. La base de la economía del regalo es pensar en ofrecer, en vez de pensar en recibir.

¿Cuál es mi abundancia? ¿En qué ámbito de la existencia puedo ser generoso para amar a mis semejantes, para cuidar el bien común, para construir un modelo de sociedad más feliz?

Puesto que la revolución es interior y la libertad es su diosa, nadie puede obligar a nadie a renunciar a la "esclavitud voluntaria" del capitalismo. No se trata de sermonear, se trata de empezar por la autocoherencia.

La política ha de unirse a la poesía como fuente de inspiración, para que cada uno medite profundamente sobre su sistema de valores y luego emprenda una voluntariosa actividad al servicio de esos ideales. 

Inspiración pandémica.

Ah, y eso sí, es también interesante discernir qué es aquello realmente imprescindible.
El amor es imprescindible. Organizar otro Woodstock del 69 es imprescindible.





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