sábado, 19 de abril de 2008

Duermevela


[Joan Ponç: Sord. Homentatge a Déu.]
Encender la mente y apagar la luz para poder respirar en paz. Big bang, átomos, moléculas, vida.


La conciencia.


Por qué durante un segundo podemos sabernos vivos y decir "yo soy". Luego volveremos a las piedras. Nuestro lapso de tiempo en este mundo será una historia. Con o sin MINÚSCULAS.


Al final del dolor hay una puerta. Tras esa puerta, hay un jardín que cambia de colores cada vez que lo miramos.


- Cuándo es el final del dolor. Cómo.

- El final del dolor está debajo del jardín. Es el abono.


Joan Ponç antes de ser buen pintor quemó ciento cincuenta cuadros malísimos. Eran un lastre. Luego perdió un ojo por la diabetes. Pintó "con un solo ojo". Me dice:


- Quema ciento cincuenta lastres.


Brossa esperó a la duermevela para escuchar voces o ver imágenes que le inspirasen (arte). Me preparé una grabadora junto al catre. Y entonces no escuché, vi una isla verde desde una avioneta.


Al día siguiente, dejé preparado un cuaderno. No vi, escuché una voz que decía algo secreto.


Saldrá el sol y el suelo sigue donde estaba. Entretengo, un día más, a ese cansancio, que me hace crecer el corazón y los bíceps.

1 comentario:

Therfer dijo...

La realidad es efímera. Cometemos el error de lastrarla, creyendo entonces que agrandamos nuestra mota de polvo, engordándola con elementos-sin-sentido. Creemos entonces que la mota gorda de polvo es mayor. Del orden del Número de Avogadro.

Tus palabras son un hálito, Maga; el hálito cercano que tanto necesito en estos momentos. yo también he visto la puerta al final del dolor. Un fuerte abrazo.