jueves, 26 de diciembre de 2013

El dolor razonable

- Te proteges hiriéndote. - le dijo el pájaro a la lagartija, mientras ésta perdía su cola y corría a toda prisa en busca de una brecha de roca.
- Tu miedo me alimenta, pero no me sacia.- continuó el pájaro mientras se comía la cola, a sabiendas de que, por naturaleza, la lagartija hace bien escapando de un pájaro hambriento.

- Te proteges hiriéndote- le dijo una caricia a la armadura de un intrincado guerrero.
- Tu miedo me alimenta, pero no me sacia-. continuó Venus, a sabiendas de que, por naturaleza, Marte hace bien escapando de un amor hambriento.

- Te proteges hiriéndote- le dijo un pensamiento a mi conciencia.
- Tu miedo me alimenta, pero no me sacia- continuó el pensamiento, a sabiendas de que, por naturaleza, mi conciencia hace bien escapando de un pensamiento hambriento.

No hay comentarios: