[Foto de una barbacoa distorsionada por Photoshop. Delirio de Maga Despistada.]
Te acostarás sobre la tierra sencilla,
¿Quién te dijo que te pertenecía?
¿Quién te dijo que te pertenecía?
[1]
Yo soy, también, uno de esos marcianos
que juegan con la lengua y con el aire.
Es un dolor premenstrual, Mi Arte,
de arpegios babélicos y androides.
Blableo. Odias mi complejidad
y entiendo la exigencia de tus vértebras.
Blasfemo en un canto de sirena,
y muerdo al mundo, que a su vez me muerde.
Hoy me han robado aquel bozal de anoche.
No existe ensoñación si no la imprimo
con la voz de mi insulto de azabache.
Escucha y comprende, ¡oh mi asesino!
Son putas, pero mías, mis palabras
(no las borres con tu escoba de costumbres).
[2]
Mi corazón airoso busca un pecho
cuadrado inscrito en un círculo rosa.
(El agua terca de las otras lágrimas
mundanas lucha contra lo espectral. )
Mi mística extravía la coherencia
de los nudos obsesos y lo asiduo.
(El músculo, el reloj, el cartapacio
son la mano que apura la limosna
del cosmos y el ayer, del hoy y el nunca;
topacios de mi especie triste y sola,
adornos de esta soledad antigua. )
Calla el musgo de mi pubis. La luna
escala su rayo hasta la raíz
del iris que suspira abracadabra.
[3]
Yo soy el valle y la cima, el vientre y
la nota musical . ("Confía, - dijo-
en tus odas al vaso: sí, ahoguémonos
en ellas porque no serán eternas.")
Seamos los ilusos de la estrofa
medio llena o medio vacía. ("Pero
¿y si no desbordáramos la máscara?
Nos condenaríamos a no ser..." )
"Bebamos este diluvio de zumos
y cometas alquilados a diez
(¡ja!) sonrisas el gramo de belleza."
"Que los demás crean en un vacío
bacante, taladrador de sílabas...."
"Que parezca difuso nuestro idioma..."
[4]
Aún no he aprendido a definir
mi amor ni mi tristeza. El azar
escala tráqueas y zeppelines:
soy la joven -vieja- intrusa del aire.
"¿No tienes mundo interior?"- me preguntas-.
[Cuánto dolor se agrupa en mi costado...]
"No. Lo aspiró un féretro precoz.
Se secó en la saliva de unos labios."
Calla. No importa ya, la magnitud
de la tragedia. Esnifo, sí, el falso
polvo de unas nubes fuxias turbulentas.
Son zombies mis pupilas y opaqueo
el horror. "Qué asco, el mundo" - hoy pienso-
"Sabe a nada decir te todo"- temo.
[5]
Mierda. Escribo este soneto para
celebrar un don con jaula. Quizá
no nacerían nunca mis deseos
sin este pequeño y perpetuo espacio.
Es blanco, como el plato de los iris,
- huevos fritos que ojean la tiniebla-
Quisiera salarlo con esta voz
auténtica, cretina, de bengala.
No es cortés mi sentimiento. Es
mezquino y soñador, pobre y lastrado.
(Habló la lengua de la imbécil joven...)
Quisiera ensuciar tu serio smoking
con el aullido de mi entraña. Piensa...
el perdedor posee un reino hueco.
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