Él se arrojó por la ventana del vaso.
Nadie lo vio. Sólo la mosca.
Él se arrojó por la ventana del vaso.
Sin rencor. Solo.
Cuando encontramos sus cordones,
Nadie lo vio. Sólo la mosca.
Él se arrojó por la ventana del vaso.
Sin rencor. Solo.
Cuando encontramos sus cordones,
ningún nudo, nada. Sólo cordones.
1 comentario:
Ella se aproximó a la ventana del mundo.
Nadie la veia. Sólo escribía.
Ella enmudeció al ver qué había dentro. No lo comprendió. Sola.
Por eso cuando encontramos sus textos, sin ambages, sentimos. Sólo sentimos.
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