lunes, 25 de febrero de 2008

Energías renovables


¿De dónde sacáis la energía cuando la Fortuna es adversa?

¿Habéis ido a comprar un lacrimorum para calibrar cuántas lágrimas habéis sido capaces de llorar? El lacrimorum es un histriónico invento romano. Una pequeña probeta con un medidor. Se ponía justo debajo del ojo. No lo retiréis nunca. Así, podréis decirle al vecino: yo sufro más que tú. Te gano en amargura.

Marin Sorescu cogería todas esas lágrimas y construiría una central hidráulica sobre tus mejillas. Para que, al menos, de tu llanto, pudiera extraerse energía para prender una cerilla o batir un huevo.

1 comentario:

Therfer dijo...

Creo que tras leer 'Mis números' me he dado cuenta de que yo también saco la energía de ellos. De los números. Energía renovable, sin duda.
Porque hay números finitos, como el número de lágrimas que somos capaces de crear, o el número de latidos de una vida.
Y números irracionales, como PI, el número e o el hermoso número de oro. Tienen infinitos decimales y no se acaban nunca.