miércoles, 20 de febrero de 2008

Golconda



[Golconda, René Magritte]

Hay un abismo entre el tópico del vacío mental y el hecho empírico de notar que una chispa pone el cerebro del revés. Lo desconocido, entonces, se vuelve conocido, y lo conocido se permuta en probabilidad aérea. Todo eso, ¡me enciendo! todo eso se va porque yo sé lo que es tocar la arena en una tierra de sueños, y pensar “esto es un sueño" y notar que en ese preciso instante se desvanece el escenario y despertamos a las formas de la vigilia. Sin embargo, el mero pensamiento me retiene en el borde de un charco que empapa otro sombrero de hongo. Lluvias de hombres mediocres que barnizó Magritte.

3 comentarios:

Therfer dijo...

Sueño de ayer: Las lamas de madera de mi casa se contraían pese al calor. ¡Pero si el calor dilata los cuerpos! Será que en el mundo onírico la Física funciona al revés. Los boquetes aparecían por doquier y los lares y penates huían por ellos. Me quedé solo con mi mujer, mi hijo y aquellos miedos que, al despertar, se esfumaron. El hogar se dilataba de nuevo.

Unknown dijo...

La otra noche, en sueños, me sorprendí a mí misma siendo capaz de retomar las riendas de mi propia realidad, y totalmente consciente de ello. Manejé mis actos y fui feliz. Toda una liberación.

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

Realmente, si fuera un marciano y tuviera que investigar algo de la humanidad, me preguntaría por qué pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida durmiendo (cuando no hay bebés de por medio) y por qué, precisamente, esos sueños siguen siendo oráculos de Delfos. Giordano Bruno dice que los sueños son el lenguaje de los dioses y que mediante ellos se comunican con nosotros.