miércoles, 12 de marzo de 2008

Creencias de deshollinador


Me tiemblan los zapatos.
Soy un loco caimán sobre un tejado alemán:
pertenezco a la raza de los deshollinadores.

El hombre despistado
necesita hacer un crucigrama con sus piernas.
(Dirán que soy suicida por rebanar el ocaso
con mi sombrero de copa. )

Y así nos encontramos, con abortos de ideas,
con hipotéticos esbozos de algo que podría ser
si no nos hubieran crucificado en aquel hogar
sin fuego.

Y las chimeneas siguen siendo
ranuras para el cielo y los ladrones.

2 comentarios:

Therfer dijo...

Me has hecho recordar otra profesión en peligro de extinción: los sombrereros. Grandes metáforas para profesiones perdidas, Maga. Por cierto, ¿quién limpia ahora las chimeneas? 'Empresa de mantenimiento integral de edificios' Leía en un coche hoy camino del curro. ¡Pero no llevaban sombrero de copa! será que casi tampoco quedan sombrereros...

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

¡Abogo por el regreso de los sombrereros y los deshollinadores! ¿Sería el sombrero de copa un sustitutivo del casco? ¿Era de copa porque amortigua más el golpe en caso de caída del tejado?

(Y sé que tengo cabeza porque llevo sombrero. Homenaje a Anton Pann)