[Imagen del cómic mudo de Shaun Tan, Emigrantes]
Pero no me sale. Decirlo sería como copular con un unicornio plurilingüe, sería como escuchar al Golem recitando el apocalipsis en medio de un polideportivo, sería como convertir el mar en un inmenso pentagrama y transformar la trayectoria de los peces en una partitura. Y, aunque ese puñado de cosas fuera posible, lo inefable me arquearía una ceja en medio del burdel de la literatura y pediría otro whisky a un dios chapero. Sería un auténtico desastre.
- Al menos, déjame invitarte a la ebriedad de ti mismo- le diría a lo inefable.
Y, entonces, sólo me quedaría destrozarme el hígado, desarrollar miopía, beberme todas las palabras del diccionario tras un brindis por Eros y Tánatos, clavarme las comas en las muñecas, dibujar un inmenso punto y aparte en las pupilas, peinarme el cabello por párrafos y travestirme, al fin, en el poema de las cosas que quise contar y que nunca dije.
- Al menos, déjame invitarte a la ebriedad de ti mismo- le diría a lo inefable.
Y, entonces, sólo me quedaría destrozarme el hígado, desarrollar miopía, beberme todas las palabras del diccionario tras un brindis por Eros y Tánatos, clavarme las comas en las muñecas, dibujar un inmenso punto y aparte en las pupilas, peinarme el cabello por párrafos y travestirme, al fin, en el poema de las cosas que quise contar y que nunca dije.
4 comentarios:
Me encanta este texto, me ha hecho subir la adrenalina.
jajaja, me has sacado una carcajada. El Bar del Dios Chapero tiene que abrir. Oparin se tomaría un whisky lleno de coacervados.
Vale, pero sigo sin entender a qué viene...Maga, a veces te me escapas.
¿Por el rabillo del labio o por la comisura del ojo?
Publicar un comentario