martes, 5 de noviembre de 2013

Homología entre el cielo y la tierra (Tu cuerpo es suelo del cielo)

(A Paola Milovic y a Il Muso)
Tu cuerpo es el suelo del Edén.

Te construiré el amor en el hueco de mis manos,
cuando el paraíso excite la imaginación de todos los terrestres.

Resiste, ¡oh, soledad! ¡Tarde o temprano
el Sol edificará castillos de luz flotante!

En las murallas de tu piel, ¡oh Amado!
gozaré de tus caricias de jaspe:
tu mirada de zafiro fecundará los Edenes
que labran tus pies de calcedonia.

Me recostaré en tu pecho
y oiré latir el corazón de esmeralda
que percute toda creación, 
gemiré de risa al escuchar la música
de la boca sardónica del Amor.

Comprobaré en el vuelo
la fuerza de tus músculos de cornalina;
y el fluir del cosmos en tus venas de crisólito
y el entramado de los  bosques de berilo
entre lágrimas de topacio. 

Pronto me desmayaré en la Luna,
mientras me balanceo en tus gestos de crisoprasa;
y aprehenderé tu esencia en  perfumes de jacinto:
¿juntos?  remontaremos el cielo,
sobre tus alas de amatista.

Porque tu cuerpo vivo, oh Amor,
es la alfombra de gemas preciosas
que encumbra el Nuevo Jerusalén.

La hierogamia mineral
es el suelo sobre el que se cimentan
los sueños.

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