Alimento la sonrisa del abismo,
con la cara feliz de una niña ilusionada con ser cosmos.
Los demás niños cantan conmigo.
Cantamos.
Decimos que existe un mundo donde crear es posible.
Un mundo donde es posible crear con otro,
co-crear en coros llenos de corazones correspondidos.
Imagino ese lugar en el que amar es tan gratis
como respirar con gratitud,
imagino todo cuanto se permite mi insobornable
Fábrica de Paraísos,
- bastante flexible, por cierto,
en lo que concierne a gamas de música y de luz-.
La respiración se revela
como una innegable oportunidad
de jam artística
y, entonces,
embargada otra vez con el furor
de las musas y los dioses,
exclamo con dedos de consciencia:
haz lo que amas,
ama y sé
sé...
libre.
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