jueves, 3 de abril de 2014

Charlar con flores, la obra magna de la Primavera

Una Flor me miraba incrementando su belleza y, entonces, me ha dicho:

- ¡Hola! Provengo de la Primavera. ¿Te inspiro? ¡Ya veo que sí! ¿La información que transmiten los cinco sentidos llega “ligeramente distorsionada”? ¡No! Digo “mejor”. Porque disminuye el peso del cuerpo sobre el alma o quizá el alma se avalanza sobre el cuerpo. Quizás puedas imaginar alguna vez lo que esto significa si paras atención. Sí, te hablo a ti. Te hablo a ti, A TI, que me creías incapaz de saltar de la pluma hasta tus ojos. Ninguna pantalla te protege y estás desnudo, detrás de tu propia cobardía. No censuro esa cobardía, pero presiento que serías más feliz sabiendo dónde estás en realidad. ¿Qué es este paisaje tridimensional lleno de formas con las que tropieza tu vista? ¿Por qué los pensamientos no se dibujan en el aire?

Yo me he hecho la longuis (¿por qué la Flor me habla cargárdose la flexión de género?) y me he ido a dar una vuelta a la manzana.
Después, me he vuelto a acercar a la Flor y le he suplicado que me destruyera el ego, para verla mejor aún, más elocuente.

La Flor ha explotado ante mí, y he respirado el oxígeno que me ha fabricado con su hálito y perfume.

- ¡Respírame! Yo también soy tú.

Entonces me he deshecho en el perfume, y he sentido cómo me habla su oxígeno al metérseme en el cuerpo, y he descubierto que la Naturaleza entera se me mete en el cuerpo mientras respiro. ¿Por eso tanto Pranayama? ¡Ajá!

Mente y corazón bailando. He sentido que era verdad aquello.

- Flor, me da miedo que me hayas destruído el ego. No sé quién soy, Flor.

- Ahora viene lo más interesante- me ha respondido flor, mientras cerraba sus pétalos, como si fuera un ojo guiñando todo su ser para jugar conmigo.

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