lunes, 8 de marzo de 2010

El comensal G. Schavelzon


¡Atención, muchachos! ¡Pongamos la alfombra roja! ¡Ha entrado en territorio comanche, este vuestro blog, todo un pez gordo de la cultura!

Redoble de tambores: ¡Brrrrooooooom!

Mi agente literaria, la señora S. Filipovna, me acaba de enviar un correo informándome sobre el perfil del personaje que acaba de decir en un comentario del post precedente: "No estaría mal leer bien". ¿Podría darme una breve reseña de ante quién me encuentro?

- Desde luego, señorita: Aquí tiene un link que explica quién es Guillermo Schavelzon.

- Ummm.
¡Oh, dios mío, he de darle las gracias, porque adoro a muchos de los escritores a los que representa!¡Qué lástima de encontronazo, seguramente tendríamos muchos temas interesantes sobre los que charlar! ¿Quiere una copita de Château Petrus? ¿Unos langostinos? ¿Un tentempié con delicias del mar dignas de Trimalción? Le pediré al servicio que le vista una mesa con las mejores galas. Usted se las merece, sin duda.
¿Sucede algo, S.? ¿Por qué me frunce el ceño? ¿No estoy siendo correcta con nuestro comensal?

- ¡Ay, señorita! Quítese de encima su maldita conciencia de clase. Ya le dije que es perniciosa e innecesaria después de un doctorado. Si usted quiere ser alguien en la vida, debe renunciar a su sentido de la dignidad.

- ¡Pero yo me he doctorado con beca!

- Seguramente a usted el señor Schavelzon nunca la representará.

- ¡Oh, no!
Está claro, S. Usted es muy eficiente y nadie podría sustituirla. Pero, ¿no le parece extraño que una casa tan pobre como esta sirva sus letras a personas tan acaudaladas?

- Déjese de idealismos, señorita. Aún debe callarse muchas cosas porque tiene treinta años menos que el comensal G. Schavelzon.

- ¡Pero...! ¿Y la rebeldía de los jóvenes intelectuales, y el inconformismo ante el grupo de magnates que monopolizan la cultura? Y...¡encima me dice que no sé leer, en vez de escribirle a la periodista y decirle que ha mentido!

- Señorita... ¡reprímase! ¡El insulto es muy poco elegante y no sirve para defender las ideas! ¡Sólo el dinero y las bombas sirven para eso!

- Está bien, póngale esa copa de Château Petrus. Este es el único lugar en el que puedo servírsela.
Y, por cierto, señor Schavelzon, ¿le gusta mi mansión?

2 comentarios:

Mawwulisa dijo...

Jajaja, al fin me alegro Maga de que marques tu territorio...

¡Aunque mejor sería que Manguel, en persona o sin interné,
alfombra roja mediante,
diera la cara por él,
y no pusiera delante
a su lacayo distante!
¡Bálsamo de fierabrás
para el ego henchido!
¡Emerged del más allá,
salid de vuestro nido!

Un mudo titubeante dijo...

Yo más que nada siento que un anciano patán se alimente del sudor parpadil de tres jóvenes más idealistas de lo que ellos mismos admitirían. Y siento que cuando estos jóvenes se quejan de los chupetones en los ojos encima les llamen ególatras y tonterías de este calibre... ¡anda ya!