sábado, 20 de marzo de 2010

Filosofemas de Madame Paraguas

Los bosques hablan un lenguaje intraducible, como también el cuerpo mientras parece quieto y no se sabe en movimiento. Mi oído escuchó muchas tardes lo que observaban los ojos. Era difícil comprender del todo el espectáculo de los átomos que bailan juntos y conforman moléculas y figuras a las que luego bautizamos con palabras y a las que creemos dominar si las nombramos.

He tardado mil vidas en aprender a pronunciar mi nombre. Hube de histerizarme detrás de los cuadrados-rombos, inventar un paraguas para los pensamientos que llueven constantemente sobre el paisaje.

Las palabras del poeta deben exorcizarse de los labios, arrancadas como los besos de un amante.

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