viernes, 12 de marzo de 2010

Poesía inédita de Quevedo



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A veces, la presente se disfraza de Indiana Jones, se pone un sombrero, pilla un portátil y una mochila y se va a donde haga falta para rescatar algún pobre manuscrito extraviado. Así surgió el libro de Francisco de Quevedo, Poesía inédita. Atribuciones del manuscrito de Évora. Barcelona: Libros del Silencio, 2010. Pablo Jauralde me ayudó muchísimo en esta investigación y me ha escrito un prólogo de aliado. También me echaron un cable un buen tropel de investigadores como Labrador Herraiz, DiFranco, Mª José Alonso Veloso y, claro, todos los que leí disecados en forma de libros... y la humanidad entera. Hasta la camarera del Bar las Tapas me inspira si me hace el café con cariño. Todo influye. Hasta la dirección del viento.

La verdad es que me encanta el diseño del libro. Quevedo, iconográficamente, no tiene nada que envidiar a Chaplin. Ilusionante es todo el percal presente. Me asomo a menudo a las librerías y observo cómo la gente coge y mira este hijito mío de papel.

Pero...

¿Quevedo era gay?

Eso es lo que se habrán preguntado a lo largo del día los lectores del suplemento cultural de El Mundo (p.18). Si se fijan bien, se ha colado como de Quevedo el poema que escribió la menda lerenda en la dedicatoria del libro (véase A Marçal Font). Ironías del destino: la mujer impublicada edita su primer soneto como negra póstuma de su dios penate. Valga decir que la anécdota es esperanzadora para mi propia carrera literaria :)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo invito al reto

http://loscaballerosdeladamadecristal2.blogspot.com/

Contamos con tu presencia.

Saludos
Los Caballeros de la Dama de Cristal

Pedro dijo...

¿Que traducido gracias al diccionario María-castellano/castellano-María quiere decir que has escrito un libro? ¿Que has llenado un libro con poesías de un tipo que -como dicen los expertos- nunca escribió ninguna?
¿Que hay una reseña tuya en el Mundo del siglo XXI?

Vaya, vaya, vaya. Jo, tengo para presumir de ti para rato, no sé ni por donde empezar. Por cierto, el poema que le dedicas a Marçal es fantabuloso. ¡A ver si colándolo entre los de Quevedo te van a nombrar Caballera de Santiago!

Felicidades. Sacar un libro no da la felicidad ¡pero a quién le importa!

Un mudo titubeante dijo...

¡Jo! ¡Qué maravilla de errata! Estoy sin palabras...