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si antes te tragabas píldoras de inmortalidad,
y estirabas a los días del pelo para que se enfadasen
y te concedieran un segundo más de risa intrascendente?
que cae por el desagüe, desaparecer con la contraportada
de los libros acabados de leer; quisieras expirar
cuando el sol dice adiós tras las montañas o los rascacielos,
y levantar el puño junto al último ángel comunista,
o cerrarte con la maleta atascada y tirarte al basurero.
vacía botella de cerveza, o con el sedimento de la tiza
que puede tan sólo esbozar una letra más; y te irías con los
vecinos que abandonan tu casa, tras la visita semanal;
o te fregarías junto a la porquería de tu habitación, y también
te firmarías como a un cuadro terminado.
antes de saludar; por qué bajas la persiana por la mañana
y la subes cuando arden las farolas? Mirabas a los niños en San Juan: envidiabas sus petardos, por estallar tan rápido,
por no elaborar testamentos, ni tener hijos; querías hacer
un juego de luces y rozar el estrato más bajo del cielo, y vestirte
de nada, acostarte con la nada, casarte con la nada…
que reparte sus lágrimas para regar el césped; y contemplas
el cese de las cosas; y tu rosario quizá sólo esté compuesto
por gotas de pegamento derrochado, pegamento que te pega
lamentos en la cazadora, como muñecos de papel hincados
en la espalda con un alfiler durante el día de los inocentes.
1 comentario:
Me he ido con los vecinos de la visita hacia la oscuridad del final.
y he disfrutado.
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