miércoles, 18 de julio de 2007

III



La verdad se convirtió en mentira. La seguridad, en miedo.
Un viejo zorro envidioso desplumó mis ropajes de un zarpazo
matemático. Me señaló y dijo: "piensa". Me señaló y dijo: "eres mala".
Me señaló y dijo: "Serás castigada por amar demasiado".
El estribillo se tatuó en el oro más bello de mi mente. Dejé de escuchar
la voz aérea del amado. Lloré y el dolor me impregnó de Negro.
Ansié lo Negro. Quise el cobijo de lo Negro. Invoqué una cueva de Negro

para enterrar todos los luceros que manan del vientre. E hice penitencia.

No hay comentarios: