lunes, 18 de junio de 2007

Ese ángel disfrazado de humano


Tenía los cabellos tan finos que los hombres ciegos los habrían confundido con una corona dorada. Estábamos sentados en un banco de piedra, justo delante de la estación de tren.

- Supongo que si sólo me quedase un día de vida…

- Calla. Sólo responde cuando puedas decir la verdad. (Por la noche sueño que lloras, siempre lloras sobre la almohada rellena con tus fantasmas del pasado. Llamas con ardor a tus difuntos e ignoras que pronto vivirás su misma suerte.)

- “Caminaría desnuda durante el resto de mi vida;
pegaría los sellos de esas cartas que no llegaron,
y, si el tiempo no fuera tiempo, también guardaría
los recuerdos en una caja de madera.”

Se hizo un enorme silencio. Después, añadí:

- Pero no puedo morir si alguien me está soñando ahora.

Y las sábanas se le enganchaban en las alas porque yo no deseaba despertar.

1 comentario:

TuPeGB dijo...

El ángel azul, las alas blancas