
Cuando amamos mucho el mundo, los desconocidos nos hacen regalos inesperados, que recibimos con los brazos estirados y los labios entreabiertos como lluvia en el Sáhara. Lo que no se da, se pierde, dice un antiguo proverbio hindú. A mi querida Ana Loga, creadora de la máquina textual deseante (la editorial anagal: pedidme su catálogo en pdf, todavía no sé cómo colgarlo en el blog) que conocí mágicamente y por azar en el antro de uno de mis barmans preferidos, le dedico estas palabras. Ella me ha regalado este cuadro de Magritte, y lo cuelgo en esta pared. Y yo, a su vez, le regalo a ella y a vosotros estos cuadros míos, esta serie de shaktis o de diosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario